Ya había comentado con anterioridad en el blog que me sorprendió la reacción de muchos de los compañeros con los que comparto esta afición al fallecimiento de Ursula K Le Guin. Parte de la sorpresa fue debida a que no conocía casi nada de su obra: cuando era joven intenté leer la saga de Terramar, pero ese estilo de fantasía no me convenció y no terminé ni el primer volumen, y ya no le dí más oportunidades a la autora. Los comentarios de su obra en los diversos tipos de homenajes que se le dedicaron despertaron mi curiosidad, y decidí leer alguna de sus historias de ciencia ficción ubicadas en el Ekumen, que eran las más elogiadas. Quería empezar por las más famosas y galardonadas, ya que sabía que las diferentes historias son de lectura independiente y que comparten ubicación pero no trama (y si la comparten, es de manera muy tenue). Pero me atacó mi manía completista y acabé decantándome por leerlas por orden de publicación y, visto con perspectiva, creo que ha sido un acierto, ya que he podido disfrutar de la evolución de la capacidad narrativa y del estilo de la autora. Las tres que comentaré hoy están más elaboradas que las tres primeras que leí en la recopilación Mundos de exilio e ilusión, con alternancia de puntos de vista y de líneas temporales y con la introducción de estrategias diferentes para mejorar el ritmo narrativo.
El aspecto en que se basa la ambientación común a todas las historias es que una civilización antigua, los Hainitas, descubrieron diversos planetas, entre ellos la Tierra, y los colonizaron con especies humanoides, a veces modificadas genéticamente para sobrevivir en el entorno. Las diferentes colonias perdieron el contacto entre ellas y olvidaron su origen común, pero después de miles de años se retoma el viaje estelar y el contacto entre las diferentes civilizaciones, creando una Liga de planetas o Ekumen. Esta liga envía exploradores primero y embajadores después a los mundos colonizados que se van redescubriendo. Muchas de las historias siguen las aventuras de estos exploradores y embajadores y su interacción con las diferentes culturas.
Es ciencia ficción "soft", basada en la especulación sobre aspectos sociológicos, antropológicos y ecológicos más que en la acción, la aventura o la tecnología (en la que cabe destacar el ansible que permite la comunicación instantánea entre mundos, aunque el viaje entre ellos sea a la velocidad de la luz; ahora sé de donde viene el término que utiliza Orson Scott Card en la saga de Ender).
El primer contacto con las tres novelas breves que se incluyen en Mundos de exilio e ilusión fue satisfactorio, pero seguramente no hubiese continuado con la lectura si no supiese que las que son consideradas sus mejores novelas venían a continuación. Menos mal, porque he disfrutado muchísimo de las tres y hubiese cometido un gran error. Seguramente cada una de las novelas que comentaré hoy merecería una entrada individual, pero prefiero hacer una conjunta, tal como hice con las tres primeras, ya que las he leído una detrás de otra en la recopilación que publicó la editorial Minotauro en 2008 con traducción de Matilde Horne y Francisco Abelenda (una edición difícil de encontrar).
El aspecto en que se basa la ambientación común a todas las historias es que una civilización antigua, los Hainitas, descubrieron diversos planetas, entre ellos la Tierra, y los colonizaron con especies humanoides, a veces modificadas genéticamente para sobrevivir en el entorno. Las diferentes colonias perdieron el contacto entre ellas y olvidaron su origen común, pero después de miles de años se retoma el viaje estelar y el contacto entre las diferentes civilizaciones, creando una Liga de planetas o Ekumen. Esta liga envía exploradores primero y embajadores después a los mundos colonizados que se van redescubriendo. Muchas de las historias siguen las aventuras de estos exploradores y embajadores y su interacción con las diferentes culturas.
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El primer contacto con las tres novelas breves que se incluyen en Mundos de exilio e ilusión fue satisfactorio, pero seguramente no hubiese continuado con la lectura si no supiese que las que son consideradas sus mejores novelas venían a continuación. Menos mal, porque he disfrutado muchísimo de las tres y hubiese cometido un gran error. Seguramente cada una de las novelas que comentaré hoy merecería una entrada individual, pero prefiero hacer una conjunta, tal como hice con las tres primeras, ya que las he leído una detrás de otra en la recopilación que publicó la editorial Minotauro en 2008 con traducción de Matilde Horne y Francisco Abelenda (una edición difícil de encontrar).
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En definitiva, tres lecturas totalmente recomendables. Comienzo el año con buen pie. Si todavía no conocéis a la autora, como me pasaba a mi, pero no queréis leer las seis historias principales, yo me decantaría por Los desposeídos y La mano izquierda de la oscuridad, que además han de ser fáciles de encontrar, ya que se han vuelto a publicar hace muy poco en castellano, y Los desposeídos también en catalán. Por mi parte espero que no sea lo último que lea de esta autora, me llaman la atención los relatos ubicados también en este universo, y no descarto volver a intentarlo con Un mago de Terramar. Ya os contaré.