Cada vez hay más autores y autoras de origen africano cosechando éxitos en el mercado de la ciencia ficción y la fantasía. Sirvan como ejemplo N.K. Jemisin, Tade Thompson, Nnedi Okorafor o Namwalli Serpell, ganadora del Arthur C. Clarke de este año. Cuando se me presentó la oportunidad de leer The year's best African speculative fiction (2021), la puse en lo alto de la pila. Estoy en esos momentos de mi trabajo en que tengo poco tiempo para leer, y los relatos son ideales en esta situación. Además, llevo un tiempo que me apetece descubrir nuevas voces en la literatura, y esperaba que podría encontrar un amor a primera vista como me pasó con algunos autores asiáticos en su momento.
La antología está formada por 29 relatos, por tanto conoceremos a muchísimas autoras (sobre todo) y autores, aunque hay varios que presentan más de una historia. Como todas las colecciones de este estilo tiene historias geniales, otras correctas y otras que no me han gustado o me han dejado frío. Que las primeras o las segundas sean las más abundantes es lo que provoca que una colección como esta sea un buen libro o un libro excelente. Lástima que en este caso no sean muy numerosas.
El principal problema para mi gusto radica en la longitud de los relatos. La mayoría son muy cortos, entre diez y doce páginas, y es difícil presentar historias interesantes en tan poco espacio. No permite lucir el esfuerzo de ambientación y de creación de personajes y provoca que en varios relatos la trama termine de forma muy abrupta y poco satisfactoria.
Hay mucha variedad en las temáticas. Encontraremos distopías climáticas, cuentos de terror, historias de robots, mitología, nuevas tecnologías llevadas al extremo... aunque lo que más abunda y que provoca una cierta reiteración es la fantasía oscura con toques de terror relacionados con los niños. Muchos están ambientados en África y algunos consiguen transportar al lector a los paisajes y culturas de este continente. Otros, en cambio, podrían localizarse perfectamente en cualquier país occidental. Otro aspecto que tienen muchos en común es que reflejan y denuncian la discriminación de las mujeres y el papel secundario que ejercen en algunas sociedades africanas y en sus relaciones de pareja.
Voy a destacar algunas de las historias, cada una de un estilo diferente. La estructura de Things boys do, de Pemi Aguda me ha sorprendido gratamente y me ha puesto los pelos de punta tanto la resolución del relato como el hecho que un padre pueda plantearse que no le gusta su hijo recién nacido. Un relato de terror psicológico muy interesante.
Scar Tissue de Tobias S. Buckell narra la historia de la relación entre un robot y su amo/cuidador, de una forma tierna y emocionante que me ha recordado por momentos a planteamientos de Ted Chiang y a las emociones que despiertan las historias de robots de Mike Resnick.
Tlotlo Tsamaase ha conseguido hacerme enfadar por ver como la protagonista de The ToughtBox se rinde a las peticiones abusivas de su pareja, hasta llegar al punto de dejar que controle y registre sus pensamientos. Tiene un giro interesantísimo, y estoy seguro de que con más páginas la historia hubiese lucido mucho más.
Para terminar, me ha gustado mucho como presenta la relación entre las protagonistas y el tono poético que consigue dar Inegbenoise O.Osagie a su relato sobre espíritus del viento Breath of the Sahara.
En definitiva, una antología interesante que permite descubrir nuevas plumas, pero en la que los relatos no acaban de lucir, aunque algunos tienen planteamientos y estilos muy interesantes, debido a su corta longitud. Seguiré en mi cruzada de leer autores nuevos de orígenes diferentes y ya tengo preparado en el lector The best of World SF, editado por Lavie Tidhar, un escritor que normalmente no me defrauda. Ya os contaré.
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