Hace unos años me planteé como objetivo leer clásicos de ciencia ficción que tenía pendientes. Lo he cumplido con creces, pero he comentado pocos de estos libros en el blog. Este año voy a intentar cambiar esta dinámica y voy a comenzar con La Tierra multicolor, de Julian May, una de las pocas autoras de ciencia ficción de las que se publicaban en castellano el siglo pasado de la cual no había leído nada todavía, y de la cual hace unos meses adquirí muchas de sus novelas.
La Tierra multicolor, una lectura que me ha sorprendido gratamente, es el primer libro de una tetralogía denominada Exilio en el Plioceno, que publicó la editorial Ultramar en su colección de bolsillo de ciencia ficción, y que la editorial La máquina que hace PING volvió a editar con otra traducción hace pocos años, aunque se quedaron solo con los dos primeros volúmenes de la saga.
La ambientación inicial es uno de los aspectos que más me han gustado. La novela nos sitúa en un futuro en el que hemos establecido contacto con varias especies alienígenas en un suceso denominado la Intervención, que la autora explora en otra trilogía de novelas conectada con esta saga, pero de lectura independiente. Este contacto permite a algunos humanos desarrollar ciertas capacidades mentales como telequinesia o telepatía, a la vez que la humanidad, gracias a los conocimientos tecnológicos de los extraterrestres, adquiere la capacidad de colonizar las estrellas. Me ha sorprendido como los nuevos planetas colonizados no son heterogéneos racial y culturalmente, como seguramente pasaría en una novela escrita actualmente, sino que cada país o cultura de la Tierra se ha hecho cargo de uno o varios planetas cercanos. Este aspecto me ha recordado a la saga de Ender de Orson Scott Card, que en su momento me fascinó.
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Un científico francés ha creado en un punto del norte de su país un portal que permite viajar al pasado de la Tierra, concretamente a la época del Plioceno. Es un viaje solo de ida, y nada se sabe de los múltiples aventureros que se han atrevido a realizarlo. La primera parte de la novela, que es la que más me ha gustado, nos presenta toda esta ambientación mientras conocemos a los variopintos personajes que confluirán para formar un grupo de viaje. Es un derroche de ideas, de ambientaciones y de situaciones, una muestra impactante de lo que es capaz de imaginar esta autora. En cada capítulo introductorio hay material suficiente para crear una novela independiente, pero la autora no lo aprovecha, la historia que ella tiene ganas de contar comienza después del viaje.
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Es una historia muy variada, tanto por los múltiples puntos de vista, con personajes muy diferentes y bien dibujados, como por los diferentes tipos de peripecias en los que se ven implicados. El nombre de la novela, que hace referencia implícita a la variedad, es totalmente acertado.
Tenía claro que formaba parte de una saga, pero la conclusión de la trama me ha dejado a medias, y para poder seguir con la historia es imprescindible seguir con el segundo libro, El torque de oro.
En fin, que os recomiendo totalmente su lectura: una primera parte de especulación basada en la ciencia ficción y una segunda parte de aventuras emocionantes, viajes fascinantes por geografías que nos resultan familiares a los europeos, pero que están cambiadas, fauna, flora y paisajes sorprendentes y personajes a los que acabas cogiendo cariño. Me he quedado con ganas de más y estoy convencido de que la segunda parte pronto aparecerá por aquí.
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