He leído muchos libros de Isaac Asimov, pero casi todos son parte del conjunto formado por las historias de los Robots y de la Fundación, unas novelas y relatos que me marcaron en mi juventud, por eso para expresar mis opiniones sobre mis lecturas en este blog utilizo de avatar a Elvex, el robot soñador.
Tenía interés por ampliar mi conocimiento sobre la obra de Asimov no relacionada con este universo, y viendo las valoraciones tan positivas que tenía El fin de la eternidad, decidí darle una oportunidad. He descubierto una novela muy entretenida basada en los viajes en el tiempo, original en su planteamiento en la época que fue escrita, pero que, como acostumbra a pasar con las obras del maestro, da más importancia al misterio que presenta y a su resolución que a explorar la ambientación y profundizar en la especulación. Si los pilares en los que se basan las novelas de los robots son las tres Leyes de la Robótica, y el de las novelas de la fundación la capacidad de predicción de la Psicohistoria, en El fin de la eternidad la norma que vertebra la trama es la capacidad de viajar en el tiempo que tienen los miembros de la Eternidad.
La Eternidad es una organización jerarquizada que existe fuera del tiempo. Su objetivo es estudiar, comprender y analizar las sociedades y culturas de los miles de siglos de la cronología humana, regular el intercambio de bienes e información entre ellos y, cuando es necesario, alterar algunos detalles para evitar catástrofes, guerras y situaciones conflictivas. Cada vez que se realiza una intervención la realidad se ve alterada, los habitantes del tiempo normal no perciben nada y siguen con sus vidas en la nueva normalidad. Pero provocar estos cambios implica una gran responsabilidad, por eso, antes de actuar, los Eternos han de analizar cuidadosamente las consecuencias de sus decisiones. La organización recluta a sus nuevos miembros en varias líneas temporales, y son siempre personas cuya desaparición no afectará de forma relevante al futuro. Los protagonistas de la novela son varios de los miembros de la Eternidad. El principal, Andrew Harlan, es un Ejecutor, uno de los encargados de realizar y planificar los cambios.
Me ha convencido el desarrollo de la trama y me ha sorprendido gratamente el final. Es una novela que os recomiendo sin ningún tipo de duda, aunque hay algunos detalles que observados desde la perspectiva actual, chirrían un poco. Le achaco los mismos defectos que en muchas de sus otras novelas. Para empezar el papel de la única mujer importante de la historia, que es relevante, pero con un cierto tono condescendiente típico de la época en la que fue escrita la obra. Tampoco da protagonismo a la ambientación tan rica que propone. Las situaciones tan diferentes que hay en cada siglo de la historia humana podrían proporcionar muchos escenarios interesantes a explorar, pero Asimov no está interesado, solo en los pocos detalles que son relevantes para modelar la trama.
En definitiva, una obra muy interesante que os recomiendo encarecidamente. Lástima que yo buscaba una historia que se alejara de los universos que ya conocía de este autor, y he descubierto después de leerla que alguna relación tiene, cogida por los pelos, en mi opinión, pero no seré yo quien desautorice al autor y a sus editores. En el fondo es una ventaja, porque me fuerza a explorar otras de sus obras. Espero que pronto aparezcan por aquí.
¿Has leído "Los propios dioses"?
ResponEliminaSi, pero hace tanto tiempo que no me acuerdo mucho de la trama. No eres el primero que me lo menciona tras esta entrada, tendré que volverle a dar un vistazo. Gracias por pasarte por aquí.
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