En un par de semanas el blog va a cumplir doce años. Hace un par de años hice una entrada parecida a esta para celebrar el décimo aniversario. En ella comentaba la poca afluencia de visitas y la poca interacción que recibían las entradas, un fenómeno generalizado según lo que comentan mis compañeros de la blogosfera (los pocos que quedamos). Que diferente de los inicios de esta aventura, cuando había un ecosistema muy rico de opiniones, comentarios e interacciones.
En la entrada del décimo aniversario también hacía mención a que, de momento, me apetece continuar comentando los libros que leo, pero, si os tengo que ser sincero, no esperaba alargar tanto tiempo.
Pero aquí estamos, dos años después, en plena forma y con buen ritmo de entradas y de lecturas. Incluso me atrevo a afirmar que he notado un cierto cambio en la tendencia y que el blog recibe más visitas e interacción. Es cierto que esto es más habitual en las entradas de novelas antiguas, en las que he detectado que los lectores tienen ganas de comentar su experiencia o a leer una opinión diferente a la suya de novelas que ya han leído. Pero en las entradas de novedades, que son las que motivaron en un principio la aparición del blog, se mantiene la baja afluencia. Es un fenómeno que me sorprende, esperaba que fuese a la inversa, pero ya hace tiempo que los blogs no son la fuente de información de novedades, otros medios más dinámicos y que utilizan más la imagen que el texto se llevan la palma.
En estos doce años el formato de las entradas ha ido cambiando. Leo lo que me apetece, sin obligaciones, y comento aquellas lecturas que creo que merecen difusión y solo si tengo alguna cosa positiva a comentar. Reconozco que he estado tentado de publicar alguna entrada más crítica de algún producto en mi opinión sobrevalorado, pero no es mi estilo.
He tenido parones, algunos tan largos que pienso que pueden ser ya para definitivos, pero, de momento, siempre aparece alguna nueva historia que tengo ganas de compartir y comentar.
En fin, que este hobby todavía me llena, soy fiel a mis aficiones. Espero que Elvex, el robot soñador de Asimov, continúe dando guerra durante algún tiempo más.

