En la entrevista que realicé hace poco a Sofia Rhei comentaba que una de las novelas que le había gustado más últimamente era Crosstalk, de Connie Willis. Cosas de la vida, pocos días después de publicar la entrevista la novela me tocó en un sorteo organizado por La nave invisible, y, debido a su recomendación, la puse en lo alto de la pila. Me sabe mal discrepar con Sofia, pero me ha parecido una novela más bien aburrida y que estira demasiado una buena idea.
La historia podría estar situada perfectamente en nuestra época, y la protagonista es una ejecutiva de una empresa de telefonia móbil, Briddey, que, se somete juntamente con su reciente novio, Trent, a una nueva tecnología, el EED, que les permitirá estar tan conectados que van a percibir los sentimientos del otro.
El problema es que los amigos y especialmente la família de Briddey no estan muy a favor de que se instale esta nueva tecnología. Tampoco les gusta mucho Trent, el promotor de la idea. Aún así Briddey decide ignorar las advertencias de las personas que la quieren y inicia el procedimiento.
A partir de ese momento se desencadenan una serie de situaciones (no quiero entrar en spoilers) con un fondo humorístico y con un estilo que me ha parecido una mezcla de las historias de Bridget Jones (Briddey me ha cansado mucho como personaje principal por el montón de decisiones inadecuadas que toma) y las comedias teatrales de situación en la que los personajes van entrando y saliendo del escenario creando situaciones más o menos graciosas.
Hay momentos que me han parecido bien conseguidos, sobre todo los primeros capítulos, en los que Willis consigue presentar una sociedad hiperconectada y estresada por la gran cantidad de mensajes y llamadas a las que tienes que responder con inmediatez. También hay que destacar a algunos de los personajes secundarios de la empresa y de la familia de Briddey. La combinación de tía abuela dominante de la família, hermana con problemas con los hombres que elije y hermana sobreprotectora que está criando a una niña peculiar (gran personaje) sin la presencia del padre, funciona muy bien y genera los diálogos y situaciones más divertidos de la trama.
El problema principal es que da muchas vueltas sobre las situaciones en las que Briddey se ve envuelta y las mira desde todos los ángulos posibles provocando que ciertas ideas se hagan muy repetitivas y acaben cansando. Creo que le sobran la mitad de las páginas, que la idea, personajes y situaciones que plantea podrían haber originado una buena novela de 250-300 páginas, pero no de 500.
Hay algunos momentos que proporcionan sorpresas, pero se ven venir de lejos, aunque creo que Willis deja pistas deliberadamente para que el lector tenga la sospecha antes de que Briddey descubra las situaciones (si no es así, creo que es un fallo de planteamiento bastante grave).
En fin, no me han convencido ni el planteamiento general de la historia, ni de la tecnología que presenta, ni las consecuencias de su instalación, ni la resolución final de la historia. Entre medias hay escenas divertidas, detalles que me han gustado y situaciones que me han interesado, pero no es una lectura que os recomendaría en su conjunto. Aunque si os interesan las mezclas de situaciones de enredo, humor y un punto de romance, puede que esta sea vuestra novela. Creo que yo no soy su público objetivo.
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