NOTA: Debido a la publicación de La glándula de ícaro por la editorial Impedimenta con traducción de Fernando Otero, traduzco la entrada que realicé sobre la novela traducida al catalán por la editorial Mai Més, con traducción de Miquel Cabal.
La Glándula de Ícaro es el primer libro que leo de Anna Starobínets, aunque siempre he oído hablar muy bien de la autora, e incluso tengo un libro suyo en digital en inglés, pero no había encontrado todavía el momento. Hace unos años fue una escritora de la que se habló mucho, ya que la editorial Nevsky publicó tres libros suyos, entre ellos el que comentaremos hoy.
La Glándula de Ícaro es una recopilación de siete relatos de lectura independiente y de temáticas muy diferentes, pero que tienen en común los procesos de cambio que sufren sus protagonistas. Cambios deseados, no deseados, espectaculares, sutiles, pero todos relevantes en su vida. Es por eso que esta obra tiene un subtítulo muy adecuado, el Libro de las metamorfosis. También tienen en común que la autora recrea escenarios contemporáneos, fácilmente reconocibles, en los que añade un toque de ciencia ficción extraña que da un carácter muy particular a su obra. Me ha gustado mucho el estilo de Starobínets, las historias son impactantes, crudas y sin concesiones al lector ni a los protagonistas, de esas que te dejan pensando en ellas durante mucho tiempo.
Es habitual que en una colección de relatos el lector encuentre algunos con los que más conecte. Todos me han gustado bastante, el nivel medio es muy alto, y en todos me gustaría conocer mucho más del escenario que presentan, ya que creo que podría sacarse más jugo. Comentaré los tres con los que he disfrutado más.
Para mí el mejor es el relato que da nombre al libro, La Glándula de Ícaro. La premisa es que los hombres tenemos una glándula que libera ciertas sustancias que nos hacen tener el comportamiento típico de un adolescente masculino: intrépido, aventurero, irreflexivo, con ganas de probar cosas... Si se extirpa a tiempo esta glándula, los hombres disfrutan mucho más de la estabilidad y la rutina. Los protagonistas son una familia en la que ni el padre ni el hijo han sufrido la operación, pero después de una infidelidad del padre, la madre comienza a plantearse el tema. Seguramente es el cuento que he encontrado más completo, lleno de detalles y de hilos a estirar para convertirlo en una historia más larga.
He disfrutado mucho también de El Parásito, que plantea la posibilidad de que los seres humanos tengamos nuestro proceso de metamorfosis detenido a causa de un parásito, y que nuestros cuerpos adultos realmente sean nuestra fase larvaria. En un experimento científico se logra desbloquear el cambio, con unos resultados sorprendentes en el ámbito social y religioso.
Pastos deliciosos trata sobre el transhumanismo, pero en una sociedad donde no todo el mundo puede permitirse descargar su conciencia en formato digital, y mucho menos obtener un cuerpo donde poder cargarla. Hay más demanda que oferta, y cuando esto ocurre, las personas con poder y dinero siempre tienen ventaja. Reconozco que me ha puesto de muy mala leche.
En definitiva, una colección de historias asombrosa, narradas con una voz particular que me ha gustado mucho. Estoy seguro que no será lo último que voy a leer de esta autora.
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