Noches tórridas de verano intentando solucionar el insomnio provocado por el calor leyendo la última novela de Stephen King. Esto también lo podría haber escrito hace 25 años, cuando devoraba todo lo que salía de la pluma del maestro de Maine.
Hubo un momento en que me saturé y estuve muchos años sin leer ninguna de sus historias, pero a partir de El Instituto he retomado el hábito de poner encima de la pila la última novela que publica anualmente. Llevaba una buena racha con tres lecturas satisfactorias (El Instituto, La sangre manda y Después) y viendo las excelentes valoraciones que tenía Billy Summers inicié su lectura con muchísimas ganas. Lástima que las expectativas no se hayan cumplido. Es habitual que en una bibliografía tan extensa como la de King haya novelas que te encanten, otras que las disfrutes, pero no te dejen mella, y otras, como este caso, que te dejen frío.
No digo que sea una mala novela, considero que la historia es interesante, bien estructurada y está escrita con esa mano que tiene King para conseguir enganchar al lector con historias cotidianas. Tiene algunos momentos brillantes, pero no tiene credibilidad, y eso me ha sacado de la historia en varios tramos de la novela. Es lógico que los lectores habituales penséis que después de 400 entradas hablando de literatura de fantasía, terror y ciencia ficción me haya vuelto loco exigiendo credibilidad a una novela. Vamos a ver si consigo explicarme.
Billy Summers es un thriller; no esperéis ninguna incursión en el género sobrenatural al que nos tiene acostumbrados el autor. El protagonista es un asesino a sueldo muy reputado en su gremio que es contratado para matar a una persona que está en la cárcel, en el momento justo que acuda a su juicio, para evitar que pueda declarar. Debe realizar el disparo desde un piso concreto de un edificio en particular. La fecha del juicio todavía no está concretada, y Billy debe esperar durante unos meses intentando mezclarse con el entorno y no llamar la atención. La coartada para su aparición en el edificio de oficinas y en su nuevo vecindario es que es un escritor novel que está acabando su primera novela. Billy, que es un ávido lector, decide aprovechar el tiempo para realmente escribir su autobiografía, de modo que tenemos una historia dentro de la historia (a menudo más interesante que la principal) y King tiene la oportunidad de volver a tocar uno de sus temas fetiches, el proceso de escritura. El primer bache de credibilidad es la facilidad con la que Billy hace íntimos amigos, tanto en el trabajo como en su nuevo vecindario. También se recrea mucho en este tramo de la historia, creo que lo hubiese podido solucionar con muchas menos páginas de una forma igual de efectiva.
Aunque el principal problema es que a mitad de la novela hace aparición un personaje de una forma totalmente fortuita y abrupta, que cobra mucho protagonismo y que tiene una relación un poco extraña con Billy. Toda la dinámica generada por este personaje, sus reacciones y las de Billy, distintas de las que había mostrado hasta esta parte de la trama, me han sacado un poco de la historia y me han resultado muy poco creíbles. No puedo entrar en más detalles para evitar arruinar la trama, pero las dos mitades de la novela creo que hubiesen funcionado mucho mejor como dos historias independientes.
En definitiva, una historia que tiene muchos de los ingredientes de la narrativa de King, excepto la parte sobrenatural. Es una novela entretenida y bien estructurada, aunque hay varios aspectos de la trama que no me han acabado de convencer. Si lleváis tiempo sin leer nada del autor, os diría que este no es el libro indicado, creo que es una obra menor en su carrera y otras de sus novelas recientes son mucho más interesantes.
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