Nota: Debido a la publicación en castellano de Linaje Ancestral por la editorial Red Key Books con traducción de Jesús Cañadas traduzco la entrada que hice en catalán de esta novela cuando la publicó la editorial Chronos con traducción de Lluís Delgado
Cuando se habla de autores de fantasía prolíficos, todo el mundo piensa en Brandon Sanderson, pero Adrian Tchaikovsky no le va a la zaga. Es un autor muy versátil, toca todos los palos: sagas larguísimas, trilogías, novelas independientes, tanto largas como cortas, tanto de fantasía como de ciencia ficción.
He leído una parte representativa de su obra y donde creo que sobresale más, o quizás donde yo lo he disfrutado más, es en las novelas largas de ciencia ficción, especialmente a destacar Herederos del tiempo y Herederos del caos, su continuación. Mucha de su producción no ha sido todavía traducida ni al catalán ni al castellano, aunque tengo entendido que existen varios proyectos en marcha y habrá muchas novedades en los meses que vienen.
Leyendo esta interesante novela es inevitable pensar en la famosa cita de Arthur C. Clarke: "Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia". La historia comienza con un tono de fantasía clásico, en el que una princesa, Lyn, va a buscar la ayuda de un mago muy poderoso (y que ya había ayudado a su familia en otras ocasiones) en su remota torre para luchar contra un enemigo misterioso que amenaza parte de su reino. Lo que descubrimos pronto es que este mago, Nyr, no es más que un antropólogo que tiene la función de observar la civilización de Lyn y que pasa la mayor parte de su tiempo en hibernación, por eso es tan longevo comparado con los habitantes del reino.
El planeta es una antigua colonia humana que ha ido perdiendo la tecnología a medida que perdía el contacto con la metrópoli, y Nyr es el último superviviente de su tripulación y el depositario de la tecnología que les ha permitido viajar entre las estrellas. Es fácil que al lector le vengan a la cabeza otras obras de ciencia ficción que se basan en la presencia de observadores provenientes de sociedades con mayor tecnología. Asimov ya lo hizo en algunos momentos de La Fundación, y varias de las novelas del Ekumen de Ursula K. Le Guin también juegan con esta premisa. Quizás la más cercana que he leído es Que difícil es ser Dios, de los hermanos Strugatski.
La originalidad de Linaje Ancestral radica en el enfoque de la situación y en la estructura. El gran mérito del libro es la distribución en capítulos alternos de ambos protagonistas, con la dualidad entre las dos voces: una típica de historia de fantasía, narrada en tercera persona, y otra de ciencia ficción, donde Tchaikovsky utiliza la primera persona. Dan mucho juego las dificultades de comunicación que existen entre los protagonistas, aunque se van limando a medida que avanza la trama. Hay un capítulo especialmente brillante que refleja este aspecto, con los dos puntos de vista conjuntos.
También me ha gustado el hecho de que hace al lector cómplice desde el primer momento, y eso provoca que sea muy fácil empatizar tanto con los que piden la aparición de la magia, como con los que deberían proporcionarla, pero no pueden, y que suficiente trabajo tienen con sus problemas psicológicos. Entiendo que este tipo de situaciones en una novela más larga hubiera podido llegar a ser reiterativas, por lo que el formato de novela breve es perfecto. Lástima que una vez todo está planteado, la resolución de la aventura en la que se embarcan los dos protagonistas no acaba de ser satisfactoria para mi gusto. Aquí sí he echado de menos algunas páginas más para acabar de explicar la situación. Pero si lo colocamos todo en una balanza, creo que la parte positiva gana por goleada, y por eso os recomiendo la lectura de esta novela breve sin lugar a dudas.
Adrian Tchaikovsky seguirá apareciendo por ahí, ya tengo preparadas un par de novelas de su nueva saga de space-opera que prometen mucho.
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