dimarts, 12 de maig del 2015

Lo bueno, si breve...

Nota: Aprovechando que esta semana se han hecho públicos los candidatos a los premios Ignotus de este año os presento mi colaboración con el primer número de la revista Supersonic, relacionado precisamente con este premio.

Históricamente he sido un lector de sagas. Si una historia me gusta, cuantas más páginas y volúmenes mejor. En los últimos tiempos, no obstante, mi vida ha dado un cambio importante a nivel profesional y familiar, y cada vez tengo menos tiempo para la lectura, de forma que me he convertido en un “lector de 10 minutos” (los que aguanto antes de caer dormido). En estas condiciones las grandes novelas quedan relegadas a las vacaciones y los fines de semana, y por tanto me he aficionado al relato, un género en el que tenía muchísimas lagunas y que me está proporcionando muchas satisfacciones.
Lo cierto es que la tendencia editorial es favorable para mi situación, hay muchos productos interesantes en el mercado: Mañana todavía, Alucinadas, los tres volúmenes de Terra Nova, Retrofuturismos, las antologías situadas en Akasa-Puspa o en la España ucrónica de Danza de Tinieblas … la narrativa breve me atrevería a decir que está de moda, y los proyectos editoriales en este aspecto se multiplican. También tiene su importancia en este fenómeno la aparición de plataformas como Cuentos para Algernon o Maelstrom que proporcionan relatos de calidad de manera periódica y gratuitamente.

Seguramente no os he descubierto nada nuevo; si estáis leyendo este artículo y esta revista es casi seguro que conocéis sobradamente los libros y páginas webs anteriormente citadas. Por eso mi intención es presentar algunos relatos un poco más antiguos a gente que, como yo, generalmente no había prestado atención a la narrativa breve. Y para aquellos que estáis más al caso, algunos relatos que puede que os hayan pasado desapercibidos. Voy a centrarme en relatos escritos en castellano, y para ayudarme a hacer una primera selección he decidido revisar algunos de los premios más importantes de la narrativa breve de género. Es cierto que los premios no garantizan la calidad, pero también es cierto que los ganadores han pasado una criba, subjetiva seguramente, pero una primera selección ya está hecha. Otro de los aspectos que he valorado es la accesibilidad de los relatos, de forma que si consigo despertar vuestro interés podáis descargarlos o leerlos en internet sin problemas y de manera legal, claro.

En este primer volumen de la revista he decidido basarme en el premio Ignotus de Relato, que se entrega desde 1991 por la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT) durante las Hispacon.
Este último año la ganadora fue Tamara Romero con El aeropuerto del fin del mundo (que podéis conseguir en la antología Visiones 2012 , en la que encontraréis otros relatos que también valen mucho la pena). La autora plantea un escenario en el que, de manera sorprendente, la humanidad reacciona de forma muy tranquila a la inminente caída de un asteroide en el planeta. Hay gente que continúa asistiendo a su puesto de trabajo, y incluso los vuelos internacionales siguen funcionando. La protagonista de la historia quiere viajar a Brasil para buscar a su pareja, pero en el aeropuerto se va a encontrar con algo que no espera. Es un relato un poco extraño, muy inquietante, y a veces me he sorprendido pensando en posibles continuaciones y alternativas a la situación que se plantea, o sea, que me ha dejado intrigado.


José Ramon Vázquez fue el ganador en 2013 con Neo Tokio Blues, presente en su recién salida y muy recomendable recopilación de relatos 3.0 . Tetsuo (¿os suena el nombre, fans del manga?) es un profesor de matemáticas en un instituto especial y muy secreto de Japón, al que asisten unas niñas con poderes mentales, destinadas a ser el arma definitiva. Todo va bien hasta que una de ellas muestra un interés que va más allá de lo académico hacia él. La ambientación en el Japón del futuro es una de los puntos fuertes de este interesante relato.

David Jasso ganó dos ediciones consecutivas, el 2011 y el 2012. No conocía a este veterano autor zaragozano, tengo la literatura de terror bastante abandonada, y me ha sorprendido gratamente su estilo, ha conseguido atraparme y que empatice mucho con los sentimientos de los protagonistas. Dentro de poco publica su última novela, Disforia,  y voy a estar muy pendiente.  El viento del olvido , ganador del 2011, es un relato breve bastante deprimente sobre las enfermedades mentales degenerativas. No le acabo de ver la parte de género, francamente, pero está muy bien escrito y consigue tocar la fibra. Víctimas inocentes, el ganador del 2010 es una vuelta de tuerca genial sobre las historias de vampiros, y no comento nada más para no estropear la sorpresa, pero me ha dejado los pelos como escarpias.  

Otro que ha repetido premio es Santiago Eximeno. No soy parcial con Eximeno, lo reconozco, es uno de mis autores de relatos favorito. Conecto mucho con sus historias, ya toque la ciencia ficción, la fantasía o el terror (o esas mezclas que sabe hacer tan bien). Sus dos relatos ganadores los podéis encontrar en la genial recopilación Bebés jugando con cuchillos (ganadora a su vez del Ignotus como mejor antología en 2009), aunque debo reconocer que no son los dos relatos que más me han gustado de esta colección. En 2006 ganó con Días de otoño. La historia narra la triste situación de un hombre viudo, ya mayor, que intenta acceder al programa espacial de colonización que lo llevará lejos del planeta. Sin grandes aspavientos y con un tono costumbrista construye un gran relato. La primera vez que lo leí me pasó un poco desapercibido, esta segunda vez me ha conmovido.

Origami ganó en 2003. El relato se basa en la relación entre un anciano que vive en una residencia y un joven que tiene un don con la papiroflexia. Para escapar de la monotonía el anciano se inicia en esta afición con la ayuda del joven. Se que el relato de Eximeno es anterior, pero siempre que lo leo pienso en una revisión con mucha mala leche de El zoo de papel, de Ken Liu.

El ganador en 2009 fue el relato de terror Lluvia sangrienta de Roberto Malo. La premisa del relato es que en el cielo aparecen unas misteriosas nubes de color rojo que, como indica el título, van a provocar una lluvia de sangre. Empieza lento, un poco confuso y abusando de los diálogos, pero a medida que la situación evoluciona va mejorando hasta conseguir un escenario muy agobiante y un clímax sorprendente. Muy recomendable.  

Eduardo Gallego y Guillem Sánchez son dos veteranos autores de ciencia ficción que han creado un interesante universo, el Universo Corporativo o Unicorp, en el que sitúan sus relatos y novelas. Han sido galardonados con diversos premios, y en 2002 se llevaron el Ignotus por  Fortaleza de invicta castidad, un relato muy divertido y gamberro con fondo de space-opera. Este universo ha despertado mucho mi interés, y ya he leído algunos relatos más que me han gustado mucho y que comentaré en posteriores entregas.

Una canica en la palmera, de Rafael Marín , ganador del 2001 es un entrañable relato de fantasmas que he ido leyendo con una sonrisa de cariño en la cara. Lo hace especial la naturalidad de la narradora, una espabilada niña de ocho años durante uno de esos interminables veranos de la niñez en los que se pasa el tiempo en parques, playas y piscinas. En uno de estos parques conoce a un niño un poco peculiar, que le va a enseñar nuevos juegos. Un gran relato.

Y aquí me paro. Los relatos anteriores al 2000 están recopilados en Los premios Ignotus 1991-2000, de la editorial Sportula. Encontraréis excelentes relatos de escritores ya consagrados y considerados clásicos en la literatura de género del país, como Rodolfo Martínez, Javier Negrete, Juan Miguel Aguilera o César Mallorquí. Aparte de los relatos cuenta con una sección que narra la historia y origen de este premio, realmente interesante. Espero que en un futuro se publique la recopilación de los relatos ganadores del 2000 al 2010, que contará seguro con un comprador.


Confío que este artículo haya sido de vuestro interés. Si es así la intención es continuar revisando diversos premios,como el Domingo Santos, el Nocte, el UPC o el Alberto Magno en posteriores ediciones. ¡Salud y buenas lecturas!.  

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