NOTA: Actualizo esta entrada debido a la publicación de El señor de los Djinn por la Editorial Duermevela, con traducción de Rebeca Cardeñoso.

NOTA: Actualizo esta entrada debido a la publicación de El señor de los Djinn por la Editorial Duermevela, con traducción de Rebeca Cardeñoso.

En los últimos años he disfrutado de varias obras de autores y autoras de ciencia ficción de origen africano que están teniendo mucho éxito, como N.K. Jemisin, Tade Thompson o Nnedi Okorafor. Cuando descubrí que el premio Arthur C. Clarke de este año lo había recibido Namwalli Serpell, una autora de Zambia con su primera novela, La deriva, decidí echarle un vistazo; este verano me apetece conocer voces nuevas.

Con la excusa de la publicación de El Ritmo de la Guerra, intrigado por las buenas críticas que recibían los libros de la saga de El Archivo de las Tormentas de Brandon Sanderson, decidí que ya había suficiente material (más de 5000 páginas) para introducirme en este nuevo escenario del Cosmere. He estado más de seis meses sumergido en los sucesos que acontecen en Roshar; las sagas de este estilo me gusta leerlas de un tirón para recordar al máximo los detalles, los escenarios y los personajes. Tengo un ligero empacho, lo reconozco, siempre me pasa, pero no puedo hacer más que recomendaros que os introduzcáis en este fantástico universo.
Tengo la sensación que últimamente las sinopsis de los libros revelan demasiado del contenido, me ha pasado en varias lecturas de este último año y por eso intento evitarlas. Pero debo admitir que, en el libro que nos ocupa hoy, es precisamente la sinopsis la que provocó que leyera La anomalía, de Hervé Le Tellier. La sinopsis, y también que a veces tengo ganas de conocer nuevos autores y salir un poco de la zona de confort. Que la novela sea corta también ayudó, aunque precisamente ese el principal error que le voy a achacar a esta historia.
El problema es precisamente el contrario. A medida que avanzas en la lectura ves que las páginas se están acabando, pero los conflictos que plantea la historia están en su punto álgido y te preguntas como va a dejar las cosas bien cerradas en tan poco espacio. Y no lo consigue, en mi opinión. La resolución de las tramas es apresurada, deja muchas cosas en el aire y un mal gusto de boca al acabar la lectura. Es una lástima porque el planteamiento es fantástico y algunos momentos y situaciones son realmente brillantes, pero la sensación final hace que baje muchos puntos mi valoración global.Ja vaig comentar en l'entrada que vaig fer de Guàrdies! Guàrdies! que vaig entrar amb mal peu en l'univers del Discmón de Terry Pratchett. Sense fer cas a les recomanacions, vaig començar pels dos primers llibres, soc tossut de mena en aquestes coses, i no em van acabar de convèncer. Vaig pensar que aquest estil d'humor i aquest escenari no estaven fets per mi i no vaig llegir res més de Pratchett fins que van aparèixer els il·luminats de Mai Més i van començar a publicar-los en català en la col·lecció Refugi A'Tuin, amb Ernest Riera com a traductor i portades de Marina Vidal.
Phenderson Djèlí Clark es un autor que está de moda. Sus historias no paran de ganar premios y se están traduciendo a varios idiomas. Como ejemplo sirva la última ganadora del Locus y el Nébula, Ring Shout, publicada hace unos meses ya en catalán por los avispados editores de Mai Mes y que se va a publicar en castellano por Obscura. He leído varias obras del autor y tiene un estilo narrativo y unas ideas que me parecen muy interesantes y refrescantes.

Los lectores habituales del blog ya conocéis mi manía completista, así que antes de leer La maldición del tranvía 015 leí un par de relatos en inglés cronológicamente anteriores a los sucesos de esta novela corta y que podréis encontrar en Tor.com . Los relatos son fantásticos también, pero no son necesarios para disfrutar de la lectura, aunque uno la complementa.