Neal Stephenson es uno de mis autores fetiche. Creo que es el único escritor del que tengo todos los libros de ficción que ha publicado, y juntos ocupan toda una fila de una de mis estanterías. Debo reconocer con cierto desánimo que en los últimos tiempos sus novelas me dejan un sabor agridulce y no me terminan de convencer. De hecho, la novela que publicó en 2017 The Rise and fall of D.O.D.O., escrita a cuatro manos con Nicole Galland, la dejé a medias. La trama, centrada en los viajes en el tiempo, no acabó de engancharme. No sé como resultó de ventas y crítica, pero considero significativo que sea una de las pocas novelas de Stephenson que no se ha traducido (todavía) al castellano dos años después de su publicación.
Pero da igual, siempre acabo cayendo con este escritor, así que cuando se ha presentado la oportunidad de leer su última novela Fall, or Dodge in Hell, la he puesto en lo alto de la pila. Voy a sacar el polvo al blog para dejaros mis impresiones, aunque ya os adelanto que me ha dejado la misma sensación que sus novelas anteriores. También debo advertiros que, para poder comentar con más profundidad la historia, debo adelantar algunos sucesos de la trama, aunque sea a nivel general.
Pero da igual, siempre acabo cayendo con este escritor, así que cuando se ha presentado la oportunidad de leer su última novela Fall, or Dodge in Hell, la he puesto en lo alto de la pila. Voy a sacar el polvo al blog para dejaros mis impresiones, aunque ya os adelanto que me ha dejado la misma sensación que sus novelas anteriores. También debo advertiros que, para poder comentar con más profundidad la historia, debo adelantar algunos sucesos de la trama, aunque sea a nivel general.
La historia comienza cuando Dodge, un famoso creador de videojuegos, se dirige a una operación quirúrgica de poca importancia. El procedimiento se complica y el protagonista acaba con muerte cerebral, enchufado a una máquina. El problema es que ha dejado escrito que su cuerpo sea congelado a la espera de que en un futuro la tecnología esté tan avanzada como para que su problema pueda ser solucionado, y sus familiares y representantes legales tienen que lidiar con los problemas que representa respetar su voluntad. A partir de este momento se abre un espectacular abanico de situaciones referentes a tecnología de preservación, de escaneo cerebral, de recursos económicos, de capacidad de computación... con el detalle al que nos tiene acostumbrados el autor (y que a muchos lectores acaba desanimando) y con su estilo particular. La historia va dando saltos temporales importantes, a nivel de décadas, dando oportunidad que Stephenson se luzca con su capacidad de especulación a nivel científico y a nivel social. El primer tercio de la novela me ha enganchado mucho y me ha recordado al Stephenson de sus mejores momentos. Tenía muchas esperanzas de estar delante de una novela redonda, pero no ha sido así.
Los problemas en la historia aparecen cuando toma mucha relevancia el mundo virtual que Dodge crea cuando su mente es escaneada a un entorno digital. Este mundo, que él va creando como si estuviese diseñando un escenario para un videojuego, acabará llamando la atención de todas las mentes escaneadas, que irán apareciendo en él y irán evolucionando. Me ha interesado muchísimo más toda la problemática relacionada con el escaneo y el mantenimiento del sistema informático para aguantar el proceso del mundo virtual que no todas las aventuras que suceden en él. Y tienen mucho peso en la historia, sobre todo en el tercio final del libro. No he conectado con la dinámica de este mundo virtual, no he acabado de comprender sus normas ni me han motivado las historias que se desarrolan en él, más propias de una trama de fantasía épica de tintes mitológicos que de una novela de ciencia ficción.
Los problemas en la historia aparecen cuando toma mucha relevancia el mundo virtual que Dodge crea cuando su mente es escaneada a un entorno digital. Este mundo, que él va creando como si estuviese diseñando un escenario para un videojuego, acabará llamando la atención de todas las mentes escaneadas, que irán apareciendo en él y irán evolucionando. Me ha interesado muchísimo más toda la problemática relacionada con el escaneo y el mantenimiento del sistema informático para aguantar el proceso del mundo virtual que no todas las aventuras que suceden en él. Y tienen mucho peso en la historia, sobre todo en el tercio final del libro. No he conectado con la dinámica de este mundo virtual, no he acabado de comprender sus normas ni me han motivado las historias que se desarrolan en él, más propias de una trama de fantasía épica de tintes mitológicos que de una novela de ciencia ficción.
Y eso que tengo la sensación que este libro está escrito para sus fans, en los que me incluyo, ya que mezcla los universos de varias de sus novelas. Dodge y su familia son los protagonistas de Reamde y, aunque sin tanto protagonismo, también hay muchas referencias a los personajes de Criptonomicón, con alguna aparición sorprendente, pero no inesperada. También toca muchos de los temas recurrentes de sus novelas: la mitología, la economía, las novedades tecnológicas, la criptografía...
He leído algunos comentarios que relacionan esta obra con Matrix o otras obras relacionadas con mundos virtuales, pero no estoy nada de acuerdo, el planteamiento del mundo virtual me ha parecido muy original, aunque no me haya convencido. También he leído que la califican como "El paraíso perdido al estilo de Philip K Dick". No he leído la obra de Milton, pero me parece muy atrevido calificar una historia de 850 páginas por las similitudes que pueda tener un capítulo determinado con otra novela (por muy obvias que sean). Creo que la historia está mucho más emparentada con la mitología greco-romana (incluso con la nórdica) que con el antiguo testamento, aunque hay referencias muy claras a ambos.
El principal problema de la historia es la irregularidad. Hay momentos brillantes, geniales, pero hay momentos muy largos de tedio (sobre todo cuando hace descripciones geográficas del mundo virtual, o cuando te presenta multitud de personajes nuevos en la página 700). El responsable principal es Stephenson, claro está, pero me pregunto si esta sensación que he tenido yo no la ha tenido el editor, o algún lector de prueba, o algún amigo al que le haya permitido leer la novela antes de publicarla... ¿Nadie aconseja a este autor?
El problema de no saber acabar de terminar una historia, o de alargar en exceso una novela a la que le podrías sacar 200-300 páginas sin alterar el resultado final se viene repitiendo en exceso en sus últimas obras. No creo que sean manías mías, pero esperaré a ver los comentarios de la obra.
El problema de no saber acabar de terminar una historia, o de alargar en exceso una novela a la que le podrías sacar 200-300 páginas sin alterar el resultado final se viene repitiendo en exceso en sus últimas obras. No creo que sean manías mías, pero esperaré a ver los comentarios de la obra.
En definitiva, una historia muy irregular, con momentos brillantes y ideas espectaculares, pero que pierde mucho fuelle debido a la longitud de la novela, ya que muchas tramas secundarias se podrían resolver de manera más ágil y la finalización de la historia no es satisfactoria. Esta definición serviría para varias de las últimas novelas del autor. Stephenson tiene mucho caché, pero tengo dudas de que la acabemos viendo traducida al castellano. El tiempo dirá.