NOTA: Debido a la publicación en castellano de La noche de la esvástica por la editorial Rayo Verde, con traducción de Xavier Caixal, traduzco la entrada que le dediqué cuando se publicó en catalán por Duna llibres.
Uno de los subgéneros de la narrativa fantástica que es más
conocido y aceptado por lectores generalistas es la distopía. No en vano obras
clásicas como 1984, Un mundo feliz o Farenheit 451 aparecen en listas del
estilo "Los 100 libros que tienes que leer (o decir que has leído)".
Incluso, gracias también a sus versiones audiovisuales, muchos lectores conocen
productos más modernos como El cuento de la criada, V de Vendetta o algunas historias
de Stephen King como La larga marcha o El fugitivo. Hay que destacar que hubo
una época hace unos años en que gran parte de la literatura juvenil estaba
basada en este estilo de historias y fue una puerta de entrada al género para muchos lectores jóvenes. Pienso en sagas como Los juegos del hambre, la saga de
Divergente, El corredor del laberinto o Amanecer Rojo.

Es un género que acostumbra a gustarme, a pesar de que tengo
una espinita clavada con Nosotros, del ruso Ievgeni Zamiatin, escrita en 1920 y
que se considera que ha sido seminal para el resto de novelas que he comentado
anteriormente, como estas lo han sido para obras más modernas. He probado de
leerla en dos traducciones diferentes en castellano, pero no lo he acabado
nunca. Me queda pendiente la traducción al catalán que publicó Males Herbes hace unos años.
El libro que comento hoy, La noche de la esvástica, de
Katharine Budekin, también es una distopía. Lo que me ha dejado muy sorprendido
es que es una novela escrita en 1937, antes de que se publicaran muchas de las
novelas que he comentado al principio de la entrada. Y no había oído a hablar de ella nunca. ¿Cómo es posible? ¿Por qué una obra tan visionaria, dolorosamente
predictiva y llena de reflexiones tan interesantes ha pasado tan desapercibida?
Está traducida a muchos idiomas, es cierto, aunque entre ellos hasta ahora no estaba en castellano. Si la buscáis en las listas de
distopías que hay que leer (en las que aparecen muchos libros que no son
distopías, pero ese es otro tema), es muy difícil que la encontréis. Creo que el problema es debido, por una
parte, a que es una historia muy crítica con cierto tipo de masculinidad, y
esto no gustó en su momento (ni gustará ahora). Además, fue escrita por una
mujer. De hecho, si buscáis por goodreads encontraréis que muchas de las versiones
de la novela están publicadas con el pseudónimo masculino de Murray
Constantine.
La historia está situada en el futuro, unos 700 años después
de que la Alemania nazi gane la Segunda Guerra Mundial. Los vencedores han
instaurado un régimen teocrático en el cual Hitler es considerado un Dios
nacido de la cabeza de su padre (no fuera caso que alguna vez haya tocado una parte femenina)
con la imagen de un coloso fuerte, rubio y con el cabello largo. Las iglesias
tienen forma de esvástica y Goering y Goebbels son profetas. Unos años después
de la muerte de Hitler, sus herederos reescribieron la historia, destruyendo
todo el conocimiento de la humanidad y condenando a la población a vivir en
una estructura casi feudal, con muy poca tecnología, dirigida por los Caballeros
Teutónicos. Se ha llevado a cabo un proceso de "reducción de las
mujeres", transformándolas en personas de segunda fila, segregadas, sin
ningún tipo de derecho o ambición, y con la única función de servir como madres
de las futuras generaciones. Alfred, un trabajador inglés, viaja de peregrinaje
a Alemania para visitar los lugares sagrados del nazismo y se reencuentra con
su amigo Hermann, un alemán fuerte y fornido, pero con pocas luces. El caballero Von
Hess, que gestiona las tierras donde trabaja Hermann, conocerá a Alfred y le
acabará confiando una historia que hará tambalear todas sus creencias.

La historia está explicada a partir de las conversaciones
entre los protagonistas, con sus revelaciones y sus reflexiones. En el fondo en
la novela pasan pocas cosas, pero da igual, puesto que lo que es más
interesante es la construcción del escenario y los acontecimientos que nos han hecho
llegar hasta este momento. Es una historia muy moderna teniendo en cuenta el
año que fue escrita. Me ha sorprendido mucho la crítica a la masculinidad
violenta de carácter fascista, a las religiones, a cómo se explica y se
modifica la historia, así como la apertura de mente que muestra respecto a ciertos temas
como por ejemplo la homosexualidad. Es una lástima que este escenario tan
interesante no vaya acompañado de una historia más consistente que lo complemente. No me ha
acabado de convencer el final de la trama, ni lo que sucede a sus protagonistas.
Aun así, la novela tiene mucho interés y os la recomiendo sin ningún tipo de
duda.
He leído algún comentario diciendo que esta novela se puede
considerar como una ucronía. No acabo de estar de acuerdo. Cuando Burdekin
escribió esta historia Hitler todavía no había invadido Polonia, por lo tanto,
decir que hay una guerra que gana el nazismo no es una situación alternativa a
la historia existente, punto clave en cualquier ucronía, sino una especulación
que, por suerte, no se cumplió. La edición en catalán también incluye el prólogo de Daphe
Patai para una versión publicada en 1985 con información muy interesante y que,
acertadamente, los editores utilizaron como epílogo,
puesto que da demasiada información. Espero que la versión en castellano también lo incluya (aún no he podido echarle un vistazo).
En definitiva, una historia sorprendente, con algunas ideas
revolucionarias por el momento en el cual fue escrita y que, lamentablemente,
ha pasado muy desapercibida por los lectores no especialistas. Espero que con
la publicación de esta novela por Rayo Verde y Duna Llibres se pueda rectificar esta
injusticia.