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dimecres, 28 de desembre del 2016

Verbum

Soy muy fan del trabajo que está haciendo la editorial Fata Libelli. He leído y comentado en el blog varias de sus publicaciones, y a ellas les debo haber conocido o profundizado en la obra de autores y autoras tan interesantes como  Tim Pratt, Elizabeth Bear o Aliette de Bodard

Cuando me enteré de que publicaban una antología de relatos de diversos autores en español me alegré mucho y la compré inmediatamente. Este tipo de iniciativas me encanta, ya sea por conocer nuevos autores o por ver cómo se desenvuelven en distancias cortas autores de los que he leído sus novelas. Cada vez me interesa más la narrativa breve y valoro más la dificultad de explicar una buena historia en pocas páginas. Además, la alineación era muy prometedora.
Me sabe mal, pero mi valoración final media no es muy alta. Todas las antologías de este estilo son irregulares y tienen la gracia de que cada lector prefiere un relato o otro, y más en este caso en que los géneros de los relatos son tan diversos (terror, fantasía urbana, ciencia ficción...). Pero el problema según mi opinión es que no hay término medio: varios relatos me han enganchado y encantado pero con el resto no he conseguido conectar en ningún momento y me han dejado frío una vez terminados. Voy a empezar por estos, para acabar con mejor sabor de boca.

No había leído nada de Pilar Pedraza y su estilo me ha gustado, y la historia que nos explica en La niña gótica también, hasta que incluye el factor fantástico. Como una historia realista (casi como un capítulo de una historia más larga) me estaba interesando, pero la introducción de la parte mágica me ha descolocado un poco y creo que no acaba de encajar.
Amada de Antaño, de Roberto Bartual, presenta ideas muy interesantes en una extraña ucronia a la inversa relacionada con la Guerra Civil, pero no me ha convencido como la ha desarrollado, aunque su estilo me ha parecido atractivo. El que más me ha sorprendido negativamente es Quimera, de Luís Carlos Barragán. Voy a citar (con permiso) la opinión de mi compañero Miquel Codony, porque resume perfectamente mis sentimientos una vez finalizado el relato: "Me gusta mucho el cuento dentro del cuento, pero no el cuento que hay fuera del cuento que hay dentro del cuento." 

No se si os pasa, pero hay escritores con los que sintonizo de una forma casi perfecta, y creo que si publicaran su lista de la compra me gustaría y le encontraría virtudes. Jose Antonio Cotrina es uno de ellos. Y que mi predisposición sea muy buena no implica que su relato Ocultos no sea excelente, que lo es: lleno de imaginación, misterio, y capaz de generar una sensación de angustia muy potente. Parece que la capacidad de este escritor de crear nuevos mundos es inacabable. El relato de Jesús Cañadas, Su olor a jazmín, también ha conseguido dejarme mal cuerpo (en el buen sentido de la expresión), pero creo que no es redondo del todo. Para mi gusto le falta un poco más de explicación de la situación que es el eje del relato, deja demasiadas cosas abiertas a interpretación. Llevo mucho tiempo sin leer literatura de terror, pero estos dos estupendos relatos me han dejado con ganas de más.

Great king girl, de Welton Penderton, es una historia desconcertante y fascinante,  difícil de clasificar en un género, narrada desde diversos puntos de vista, con una progresión no muy clara y un resultado final sorprendente. Es de ese tipo de historias en que una segunda lectura se agradece para acabar de encajar los detalles. Un nuevo autor a seguir y a tener en cuenta.

Los dos últimos relatos se sitúan en mi zona de confort, la ciencia ficción, y ambos me han gustado mucho. Ricardo Montesinos nos presenta El camino, un relato de space-opera con una ambientación espectacular y una historia muy atractiva relacionada con los pilotos de las naves que viajan entre las estrellas y el contacto con seres extraterrestres. He leído cuatro relatos de este autor, y los cuatro me han gustado mucho. Aunque creo que ha desaprovechado la oportunidad de hacer una novela corta como mínimo, la historia daba para más, claramente. Pasa algo parecido con Añoranza de lo que no fue, de Mario Hinojosa, pero en este caso no es que el tamaño del relato se quede corto, sino que parece un primer episodio de una historia mayor. La ambientación en un planeta remoto, en una colonia casi asilada, con una mezcla de tecnologías avanzadas y primitivas me ha recordado en algunos momentos a Tatooine. 

En resumen, una antología de temáticas diversas, con varios relatos excelentes desde mi punto de vista, pero con otros con los que no he conseguido conectar. Una buena muestra de la narrativa de género actual. Aunque mi valoración media no sea muy alta os aconsejo sin dudas su lectura, puede que los relatos con los que yo no he conectado lleguen a ser vuestros favoritos de la antología.Espero que Fata Libelli continúe con iniciativas de este estilo, contarán con un lector, seguro.

Otras opinionesDonde acaba el infinito (reseña de la antología completa) o Origen cuántico (reseña individual de cada relato)

dissabte, 14 de març del 2015

En una estación roja, a la deriva - Aliette de Bodard

Como ya comenté en su momento el conjunto de relatos ucrónicos  El ciclo de Xuya de Aliette de Bodard, publicado por Fata Libelli, me encantó. Considero que fue un gran acierto publicar todos los relatos en un mismo volumen, los disfruté mucho más que no cuando algunos los leí de manera independiente porque me facilitó mucho más la introducción en la alternativa temporal propuesta por la autora.

La novela breve que comento hoy, En una estación roja, a la deriva, se sitúa en el mismo universo, y retoma temas y tecnologías ya presentes en algunos de los relatos de la anterior antología, pero la longitud de la obra le permite profundizar un poco más en los personajes y sus motivaciones, factor que a veces quedaba un poco en el aire en su narrativa más breve.

Con un tono pausado y basando  la trama más en las relaciones entre personajes que no en la acción, de Bodard nos sitúa en la estación Prosper. Esta estación espacial está gobernada y controlada por una Mente (una IA que nació de un útero humano, como se narra en uno de los relatos de la antología anterior) y habitada por las diferentes ramas familiares de sus descendientes, de forma que todos en la estación están emparentados. 
La guerra ha provocado que los miembros considerados más aptos de la familia hayan tenido que abandonar la estación, que pasa a ser dirigida por personas que no tienen la formación necesaria, con la inseguridad que eso les genera.

A la nave llega una magistrada exiliada de su planeta, una prima lejana, que es recibida con suspicacia por parte de la dirigente de la estación. La novela se basa en la interacción entre estas dos mujeres (como es habitual en la obra de la autora), con la decadencia de la nave como telón de fondo.  

La historia me ha gustado, pero hay algunos aspectos referentes a la cultura representada que se me hacen muy extraños. Uno son los nombres; me cuesta mucho identificar y relacionar los nombres asiáticos con sus personajes. 
El otro son sus reacciones a las situaciones planteadas en la novela. No entiendo la gran indignación que sufren por cosas que en nuestra cultura serían consideradas irrelevantes o se solucionarían con un par de gritos, y tampoco entiendo cómo aguantan estoicamente en situaciones de máxima tensión. Me intrigan sus reacciones, pero provocan que no acabe de empatizar, considero que todos los personajes están demasiado comedidos, con demasiado autocontrol, y, desde mi punto de vista, eso los hace irreales.

La novela es muy entretenida, con un ritmo tranquilo, pero mantiene la tensión en los momentos necesarios, y el escenario donde transcurre la historia, la estación espacial, está muy bien logrado, de forma que no desentona con el excelente world-building que ha creado la autora en sus obras centradas en esta ucronía.

En resumen: Una lectura totalmente recomendable, como gran parte de lo que nos ofrece esta editorial, pero aconsejaría primero leer los otros relatos para tener la ambientación más clara, más referencias, y así poder disfrutar más de la novela.

Otras opiniones de la novela: Sense of Wonder , Not a review

dijous, 12 de febrer del 2015

Arcana mundi - Elizabeth Bear

Una de las grandes apariciones a nivel editorial de los últimos años en la literatura de género ha sido sin duda la de la editorial digital Fata Libelli, especializada en narrativa breve. Les debo dos grandes descubrimientos. Gracias a Hic Sunt Dracones entré en contacto con Tim Pratt, ese hombre que despilfarra grandes ideas merecedoras de novelas en relatos, y también me permitieron viajar al fantástico mundo de Xuya, de la mano de Aliette de Bodard.
Con estos antecedentes esperaba encontrarme con otro hallazgo genial con Arcana Mundi, la colección de relatos de Elizabeth Bear que os presento hoy, pero, aunque tiene relatos que me han encantado, creo que no acaba de mantener el nivel de excelencia de las recopilaciones que he leído publicadas por esta editorial. 


La recopilación consta de 7 relatos, muy variados en temática y ambientación pero demasiado parecidos en estilo. Un estilo caracterizado por la separación de los textos en fragmentos de pocos párrafos, con una narración que calificaría de inconexa. No quiero decir que la lectura sea complicada, que no lo es, sino que la narración está poco conjuntada. Si hubiese leído un solo relato entre otros de diversos autores puede que incluso lo considerara un estilo atractivo y refrescante, pero leer uno tras otro me ha resultado poco motivador. Puede que sea más problema mío que de la autora, y hubiese disfrutado más de los relatos intercalándolos con otras lecturas. Esta es una de las razones por la que cada vez prefiero más las antologías de relatos de autores diferentes. 

Quiero destacar un par de relatos, sobre todo porque me han dejado con ganas de saber más de las historias reflejadas y los universos creados por la autora (punto importante para que me guste un relato). El primero, La marca de la marea,  ganó el Hugo en 2008. Está protagonizado por una IA instalada en una máquina de guerra que está varada en una playa, con movimiento limitado, desperfectos y escasa energía. La ambientación se intuye que es post-apocalíptica, y la trama se centra en la relación de esta IA con un joven humano. Tono poético y pesimista y con un toque de resignación que me ha gustado mucho. 

El segundo relato que destaco, En la casa de Ariaman brilla una estrella solitaria, lo clasificaría de biopunk. De muy buen biopunk, repleto de ideas brillantes y con una ambientación genial. Seguimos los pasos de una investigadora de la policía mientras intenta solucionar el asesinato de un bioingeniero, en un caso típico de habitación cerrada, pero con algunos matices muy interesantes. Es el relato más largo de todos, y tiene un estilo diferente al resto, más clásico. Es el típico ejemplo de escenario desaprovechado para una narración tan breve. Tiene algunos puntos en común con otros de los relatos presentes en la antología, como son el protagonismo de los animales (los gatos, principalmente) y la recepción de señales procedentes de una especie alienígena inteligente.

El resto de los relatos no los clasifico como malos, pero a mi no me han llegado. Puede que sea el problema de estilo que ya he mencionado, o que la ambientación de las historias no me ha sorprendido, pero lo mucho que me han gustado los dos relatos que he comentado harán que me fije en otras de las obras de Bear, seguro. 

Otras opiniones de este libro: Ccyberdark 

dimarts, 9 de desembre del 2014

El ciclo de Xuya - Aliette de Bodard

El subgénero de la ucronía siempre me ha fascinado. Creo que presenta una triple dificultad para el escritor: saber buscar ese momento crucial a partir del cual cambiar la Historia, crear una linea temporal alternativa más o menos creíble como escenario y conseguir que la trama situada en ese nuevo escenario sea lo más atractiva posible. 

En el caso de El ciclo de Xuya, de Aliette de Bodard  el momento clave es el descubrimiento de América, realizado por los chinos varias décadas antes de la llegada de Cristóbal Colón. Este suceso acaba desembocando en una distribución política muy diferente del continente Americano, con unos Estados Unidos mucho más reducidos, una gran nación de origen chino independizada, Xuya, y una nación Mexica mucho más extensa que la actual y que todavía mantiene la cultura Azteca. En este enlace proporcionado por la editorial Fata Libelli podréis encontrar la línea temporal y los sucesos más importantes del universo creado por de Bodard.

Descubrí a esta autora gracias a Marcheto, del blog Cuentos para Algernon, que tradujo su relato Caida de una mariposa al amanecer (por cierto, felicidades por el merecido Ignotus). Fue uno de los relatos que menos me gustó de la recopilación que publicó el primer año. Después oí hablar maravillas de la autora y de este universo, y me sorprendió mucho, por lo que decidí darle una segunda oportunidad. Una vez leída esta recopilación, el relato continúa siendo de los que menos me ha gustado, pero veo claro que para poder disfrutar de lo que se ofrece en este riquísimo universo es muy recomendable leer los relatos como conjunto, no como piezas individuales. Un acierto el planteamiento editorial estilo fix-up, he conseguido entrar totalmente en la ambientación, cosa que no me pasó con la lectura del primer relato, que me dejó indiferente.

Casi todos relatos tienen en común diversos puntos: la presencia de personajes femeninos, las relaciones familiares y la tradición cultural, con algunos problemas generacionales, y los conflictos provocados por la mezcla entre las diferentes culturas del continente: la xuyana, la mexica y la americana (ésta tratada mucho menos). Es gratificante leer historias en las que la colonización y expansión espacial está en manos de otras culturas que no sean las occidentales, aunque debo reconocer que el tema nombres no lo llevo bien, y a menudo me pierdo.

Hay tres grandes bloques de relatos. Los cuatro primeros están situados en la Tierra en un contexto temporal  contemporáneo, y están centrados en las causas y consecuencias de una guerra civil en Mexica. A nivel personal es el bloque que menos me ha convencido, pero es necesario para crear la ambientación para los futuros relatos.
Los siguientes cinco relatos  se basan en la existencia de las Mentes: inteligencias artificiales creadas para controlar naves espaciales y que permiten el viaje entre las estrellas. El proceso de gestación y nacimiento de estas mentes es de lo más original que he leído en mucho tiempo, y la autora consigue sacarle el jugo al proceso y a sus consecuencias. Me es difícil destacar alguno, pero El hermano de la nave es el relato que más me ha llegado de este bloque.



En los últimos cinco relatos también se habla de las Mentes, pero de una manera más tangencial. Están basados en la relación entre dos culturas, una de origen vietnamita que está en decadencia y una de origen occidental que acoge y protege a algunos de los refugiados, aunque haya participado activamente en la decadencia de la otra cultura. En este bloque se plantean nuevas tecnologías muy interesantes, como los inmersores en el fantástico relato Inmersión (uno de mis favoritos) o la tecnología de realidad virtual presente en el Panteón, que actúa de escenario en un par de relatos. En este bloque está también Las estrellas esperan que es, para mi, el mejor relato de la antología. 

En resumen: una antología de relatos de carácter ucrónico excelente con una ambientación tecnológica y cultural que me ha fascinado, que basa las tramas en las relaciones personales más que en la acción y con un estilo literario cautivador. 
En una estación roja, a la deriva, la siguiente novela corta de Alliete de Bodard publicada también por Fata Libelli ya está esperando en mi reader.