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dimecres, 6 de gener del 2021

Piranesi - Susanna Clarke

NOTA: Actualizo la entrada por la publicación en septiembre de 2021 de la edición en castellano por Salamandra, con traducción de Antonio Padilla y en catalán por Amsterdam llibres con traducción de Ferran Ràfols

Hace 15 años que tengo el libro  Jonathan Strange y el señor Norrell de Susanna Clarke cogiendo polvo en la estantería. Lo he probado un par de veces, pero no he pasado de unas pocas páginas. Todavía no es su momento. 
Viendo las fantásticas críticas que ha recibido la última novela corta escrita por esta autora, Piranesi, me decidí a echarle un vistazo para desconectar del mundo de fantasía de una saga de miles de páginas con la que estoy ahora.  

El planteamiento de la novela es muy interesante.  Piranesi vive en una casa especial, formada por multitud de salas conectadas entre ellas en las que las paredes están forradas por filas de estatuas de diversos tamaños, todas distintas. El piso inferior está inundado por un mar, con sus mareas cambiantes. El superior ocupado por nieblas y nubes que liberan de tanto en tanto precipitación. Piranesi vive solo en este mundo particular, con la excepción del Otro, un hombre mayor que él con quién comparte exploraciones y experiencias y con quién queda para conversar dos veces por semana en uno de los inmensos salones del edificio.
Conoceremos la historia a través del diario personal que escribe Piranesi, narrado en primera persona y con unos títulos de entrada y una cronología peculiares y a veces muy divertidos. El primer tercio de la novela presenta el escenario, y es el que más me ha gustado. Desprende una sensación de misterio que tiene una lógica escondida que como lector desconoces y que necesitas que te expliquen. Es un mundo extraño, onírico y material a la vez. Mis sensaciones lectoras relacionadas con entrar en un mundo desconocido del que necesitas saber más y que te fascina lo que te va explicando la autora me han recordado a las que tuve en un principio con Aniquilación de Jeff Vandermeer, salvando las distancias de estilo y temática de las dos  obras, y  de mis sensaciones finales una vez terminadas (gana Piranesi por goleada).
Me hubiese encantado que esta primera parte de descubrimiento tuviera más peso en el conjunto de la obra, pero entiendo que era tan importante la exploración del mundo por parte del lector como la solución del misterio de como Piranesi ha llegado a él, que es el resto de la trama. La longitud de la novela es perfecta y las diferentes partes de la trama están muy bien equilibradas, pero me he quedado con ganas de más longitud de la primera parte.

Me ha gustado cómo evoluciona el personaje a partir de que va descubriendo su historia. La solución del misterio es satisfactoria y todas las piezas encajan, con algún pequeño detalle que no me ha quedado claro, pero que no afecta al conjunto de la obra. Aunque debo reconocer que me ha sorprendido el hecho de que la solución aparezca de forma más o menos implícita en el segundo tercio de la novela, y que en el último tercio se dedique a acabar de perfilarla. Me parece un poco arriesgado, pero funciona.

En definitiva, una historia original, sorprendente y bien estructurada que os recomiendo sin duda alguna. Estoy convencido que pronto aparecerá traducida, tanto en castellano como en catalán, y que la veremos en las listas de finalistas de los tres grandes premios internacionales de este año. 

dimecres, 13 de novembre del 2019

Los Testamentos - Margaret Atwood

Ya conocía otras obras de Margaret Atwood, pero no empecé a leer El cuento de la criada hasta que ya llevaba media temporada de la serie televisiva. Paré en el tercer o cuarto capítulo, leí la novela y retomé luego la serie con las dos temporadas que había en ese momento. Creo que fue un acierto y pude disfrutar entonces de los dos productos, cada uno con sus características, con sus fallos y sus aciertos. Ahora bien, si todavía no os habéis acercado a este mundo distópico os recomiendo sin ninguna duda que empecéis por la novela, no hagáis como yo. 
                                    
Tengo pendiente continuar con la serie, por lo tanto no sé si Los Testamentos, la novela que nos ocupa hoy y que es una continuación de El cuento de la criada, tiene relación con la trama que se narra en la tercera temporada. El salto temporal entre las dos novelas, de unos quince años, me hace pensar que no, o como mínimo que no en su totalidad. 
Cuando me enteré que Atwood había decidido volver a escribir una novela ubicada en Gilead más de treinta años después de escribir la primera, y que despejaría algunas dudas que generaba el final de El cuento de la criada, lo primero que pensé es si realmente era necesario. Como buen refranero que soy también me vino a la cabeza que segundas partes nunca fueron buenas, y que era un riesgo (a nivel literario y de prestigio como novelista, a nivel económico seguro que no). 
Una vez terminada la novela, me quedo con la misma sensación: no sé si hacia falta esta aportación para completar la historia, seguramente con lo que propone la serie es suficiente. En cambio, si el planteamiento es hacer un producto para completar la serie creo que puede ser entonces más interesante de lo que me ha resultado la lectura, os lo diré cuando vea la tercera temporada. 
No me entendáis mal, la novela me ha entretenido, incluso me he enganchado mucho en la parte inicial, pero la resolución de la historia me ha resultado decepcionante y me ha dejado mal sabor de boca.
Es una novela coral, a diferencia de su antecesora. A través de la visión de tres mujeres muy diferentes conoceremos muchos más detalles de la estructura social de Gilead, de los mecanismos de control de la población y de las intrigas políticas entre las personas que ostentan el poder.  No quiero desvelar nada de la trama, pero la misma estructura narrativa de la novela ya da muchas pistas después de los tres primeros capítulos de por donde van a ir los tiros, y la parte que tendría que ser sorprendente a mi me ha resultado predecible y la he visto venir de lejos. 
Dos de las protagonistas son mujeres jóvenes, una que vive en Canadá, cerca de la zona fronteriza con Gilead, y la otra una adolescente que ha vivido toda su vida bajo el dominio de esta teocracia evangélica. Sus puntos de vista no pueden ser más diferentes, y el contraste es uno de los puntos interesantes de la primera parte de la novela. 
El tercer punto de vista es el de una vieja conocida, la tía Lydia, un personaje que me resultó fascinante  por su mezcla entre crueldad y ternura y por su fanatismo ciego. 
Conoceremos como era su vida antes de la instauración de Gilead y como ha ido avanzando en el escalafón a lo largo de los años, construyendo la parte femenina de la estructura de poder. Sus capítulos son los más interesantes, intrigantes y emocionantes de la novela. Seguramente en esta opinión ha influido que he escuchado la historia en formato audiolibro, con tres narradoras diferentes, una para cada personaje, y la que hacía de tía Lydia ha hecho un trabajo espectacular. Creo que hay una intención de la autora de hacer un lavado de cara a un personaje al que tiene cariño, darle unas intenciones ocultas que yo no fui capaz de intuir cuando leí El cuento de la criada (ni al ver la serie) y que me han resultado por tanto un poco artificiales y poco convincentes.  La historia que propone está bien, seguramente es la parte más sorprendente de la novela, pero no acaba de casar con lo que narró con anterioridad.

En definitiva, una historia coral que cierra algunas de las tramas generadas en la primera novela y en la serie. Creo que la historia no pedía esta continuación, pero como producto literario es atractivo y entiendo los motivos por los que Atwood ha regresado al mundo que creó en 1985. Si sois muy fans de este universo creo que lo vais a disfrutar mucho. Si lo afrontáis con curiosidad pero sin fanatismo, como es mi caso, creo que puede llegar a ser un poco decepcionante.