Continúo con la serie de entradas sobre los cómics que he leído este año. Hoy le toca al género de superhéroes, con seguridad del que tengo más información, pero no precisamente por el mundo del cómic. Mi manía completista me impide entrar con comodidad en cómics protagonizados por personajes que han vivido mil aventuras narradas por guionistas diferentes y que pueden ir conectadas. ¿Y si me pierdo algo?. Es una estupidez, pero me genera cierta tensión en el momento de la lectura y afecta a la experiencia. Poco a poco me voy curando y voy entrando en algunos universos de superhéroes, pero los cómics que comento hoy, con una excepción, son historias relativamente modernas y con superhéroes nuevos.
En Black Hammer Jeff Lemire presenta un misterio muy interesante, y juega muy bien con los flashbacks y las revelaciones, pero creo que lo alarga demasiado en el tiempo. Después de dos volúmenes mi interés fue decreciendo y no me ha interesado continuar con la historia, aunque no la he descartado del todo.
Un grupo de seis superhéroes vive en un estado de retiro forzado en una granja de un típico pueblo americano. Cada uno lleva este retiro de manera diferente, con resignación, intentado volver a la normalidad... No sabemos porque han llegado a esta situación ni porque no pueden salir de ella. Las revelaciones van llegando con cuentagotas unidas a flashbacks que muestran el origen de los personajes y las relaciones entre ellos. Una de las cosas que destaco más es la diferencia entre las aventuras coloridas y fantásticas de los flashbacks y la gris cotidianidad de su existencia en la granja. En este aspecto influye el dibujo peculiar de Dean Ormston, que con poca cosa consigue narrar mucho y que es poco habitual para ilustrar historias de superhéroes.
Entiendo las buenas críticas que ha recibido esta serie, pero no las acabo de compartir. Hay muchas referencias-homenajes a superhéroes, pero sólo he pillado las más evidentes.
Si hablamos de referencias y homenajes Planetary se lleva la palma. Toda la obra es un continuo homenaje a la cultura popular. No solo aparecen trasuntos de multitud de superhéroes de diversas épocas, en las páginas de esta magna obra de Warren Ellis también tienen cabida Sherlock Holmes, Drácula, James Bond, Verne, Tarzán... Una de las gracias de este producto es identificar estos homenajes y descubrir como los va relacionando todos. El dibujo fotográfico de John Cassaday es un complemento ideal a la historia.
Elijah Snow es el protagonista principal de la saga, un hombre ya maduro con superpoderes que es contratado por la agencia Planetary, especializada en la "arqueología de lo imposible" y que intenta luchar contra las amenazas de estilo paranormal y supranormal que afectan a nuestro universo. Poco ambicioso, ya véis. El principio es un poco confuso, pero poco a poco las piezas van encajando y la trama va de menos a más.
Me sorprende que una obra de este estilo no sea más conocida fuera del ámbito de los aficionados a los cómics. Una obra maestra, totalmente recomendable, pero si podéis no la leáis en su versión omminbus (a no ser que necesitéis ejercitar los bíceps). Me encantaría ver una adaptación en formato de serie televisiva, pero creo que la historia es demasiado compleja.
Es muy posible que Top-10 de Alan Moore no entre dentro de la lista de obras más conocidas del barbudo de Northhampton, pero de las que conozco, es una de las que pueden gustar a un público más generalista. Los protagonistas son un equipo de policías de la ciudad de Neopolis, una ciudad donde todos los residentes tienen superpoderes. La variada y carismática plantilla de esta comisaria tiene que enfrentarse a las más variopintas aventuras, siempre con un trasfondo de un humor blanco bastante sano, aunque a veces con muy mala leche. En la mayoría de viñetas de Gene Ha hay multitud de detalles y de huevos de pascua de otras obras del cómic. No sé donde encontré una definición que le va como anillo al dedo: "Canción triste de Hill Street con superpoderes".
Moore también escribió una precuela situada unas décadas antes que narra la construcción de la ciudad de Neopolis, The forty-niners, y un spin-off humorístico de uno de los personajes, Smax, situado en un mundo de fantasía épica. Son obras interesantes, pero que no llegan al nivel de Top-1o. También existe una continuación con otro equipo creativo, pero os aconsejo que no la toquéis ni con un palo. Es una lástima que un material tan bueno y con tanto potencial no tenga continuidad.
Moore también escribió una precuela situada unas décadas antes que narra la construcción de la ciudad de Neopolis, The forty-niners, y un spin-off humorístico de uno de los personajes, Smax, situado en un mundo de fantasía épica. Son obras interesantes, pero que no llegan al nivel de Top-1o. También existe una continuación con otro equipo creativo, pero os aconsejo que no la toquéis ni con un palo. Es una lástima que un material tan bueno y con tanto potencial no tenga continuidad.
Estuve a punto de empezar a ver la serie televisiva The Umbrella Academy, pero entonces me enteré que estaba basada en un cómic, y decidí esperar a leerlo.
Varios niños nacieron el mismo año con superpoderes. 7 de estos niños fueron rescatados y educados por el millonario Reginald Hardgreeves creando un equipo de superhéroes que lucha para salvar la humanidad. La premisa es interesante y plantea un grupo atractivo de personajes, algunos con poderes bastante originales. La lástima es que la estructura narrativa del primer volumen es algo confusa. La trama está centrada en el presente, pero las idas y venidas en forma de flash-backs para mostrarnos las causas de las difíciles relaciones entre los miembros del grupo no acaban de desvelar los misterios y confunden al lector.
En el segundo volumen la trama es más compleja y aparecen viajes en el tiempo, pero está más bien definida y me ha gustado más, aunque no acabo de conectar con el ritmo narrativo que imprime Gerard Way a sus guiones. Le reconozco la originalidad en algunos planteamientos y que algunos giros argumentales me han sorprendido gratamente, por eso no descarto continuar con la historia y tengo la adaptación televisiva en el punto de mira.
Varios niños nacieron el mismo año con superpoderes. 7 de estos niños fueron rescatados y educados por el millonario Reginald Hardgreeves creando un equipo de superhéroes que lucha para salvar la humanidad. La premisa es interesante y plantea un grupo atractivo de personajes, algunos con poderes bastante originales. La lástima es que la estructura narrativa del primer volumen es algo confusa. La trama está centrada en el presente, pero las idas y venidas en forma de flash-backs para mostrarnos las causas de las difíciles relaciones entre los miembros del grupo no acaban de desvelar los misterios y confunden al lector.
En el segundo volumen la trama es más compleja y aparecen viajes en el tiempo, pero está más bien definida y me ha gustado más, aunque no acabo de conectar con el ritmo narrativo que imprime Gerard Way a sus guiones. Le reconozco la originalidad en algunos planteamientos y que algunos giros argumentales me han sorprendido gratamente, por eso no descarto continuar con la historia y tengo la adaptación televisiva en el punto de mira.
El cómic que es la excepción a la norma es la miniserie de The Vision creada por Tom King. Si me decidí a darle una oportunidad fue debido a las buenas críticas y a que me aseguraron que no era necesario conocer la mitología del personaje para disfrutar de la historia. Supongo que me ha gustado tanto es porque no es una historia de superhéroes al uso, es una historia bastante triste en el fondo.
En su ansia por conseguir ser humano la Visión ha decidido formar una familia, de forma que ha construido una mujer y un par de hijos mellizos y se han mudado a una urbanización típica norteamericana esforzándose en mantener una vida normal: unos a trabajar, otros al instituto... Lo que más me ha gustado es el contraste entre la seriedad, racionalidad y lógica de los personajes con las situaciones de humor negro que se generan. El ritmo es lento, pero a mi ha conseguido mantenerme intrigado hasta el último minuto. El dibujo sobrio y poco estridente de Gabriel Hernández Walta ayuda mucho a la ambientación. Ya he echado el ojo a otras obras de Tom King, su estilo me ha intrigado.
En su ansia por conseguir ser humano la Visión ha decidido formar una familia, de forma que ha construido una mujer y un par de hijos mellizos y se han mudado a una urbanización típica norteamericana esforzándose en mantener una vida normal: unos a trabajar, otros al instituto... Lo que más me ha gustado es el contraste entre la seriedad, racionalidad y lógica de los personajes con las situaciones de humor negro que se generan. El ritmo es lento, pero a mi ha conseguido mantenerme intrigado hasta el último minuto. El dibujo sobrio y poco estridente de Gabriel Hernández Walta ayuda mucho a la ambientación. Ya he echado el ojo a otras obras de Tom King, su estilo me ha intrigado.