Noches tórridas de verano superando el insomnio causado por la calor leyendo de forma voraz historias de Stephen King. Esto lo podía haber escrito hace 25 años. Como pasa el tiempo y que poco cambian algunas cosas. En fin...
En el último año he vuelto a coger interés en la obra de King, del que hacía mucho tiempo que no leía nada. Me he puesto al día con su obra a través de novelas y productos audiovisuales. Me faltaba la narrativa breve, formato en el que me siento muy cómodo como lector y en el que el autor se desenvuelve de maravilla. La última colección de 4 novelas cortas La sangre manda ha llegado a mis manos en el momento preciso y ha subido a lo alto de la pila.
He disfrutado mucho de la lectura y os la recomiendo sin dudas si sois amantes de la obra de King, aunque tres de las cuatro novelas tienen ecos de sus anteriores obras y utiliza varios tópicos característicos de su literatura. Me he sentido muy cómodo, como cuando te calzas unas viejas zapatillas que se adaptan a tu pie, pero he echado en falta algo de originalidad.
La primera historia es El teléfono del señor Harrigan. Un joven adolescente de un pequeño pueblo lee novelas en voz alta a un viejo hombre de negocios ya retirado y sin familia que se ha mudado a su pequeña localidad para descansar en su vejez después de una vida dedicada a ganar dinero con sus empresas. La trama alterna la historia del adolescente en su vida cotidiana con la evolución de la relación entre los dos protagonistas. La historia es entretenida y tiene un par de giros sorprendentes, pero me quedo con la sensación de que ya he leído alguna cosa parecida en otras historias del autor.
La segunda historia, La vida de Chuck, es seguramente la más original, pero es la que menos me ha convencido. Está dividida en tres historias cortas cuya única relación es que el protagonista es el mismo, pero en etapas diferentes de su vida. Creo que podrían ser historias independientes, ya que la relación entre ellas es muy superficial, tanto en trama como en estilo. Me dejó un poco desconcertado el contraste entre los tres relatos, el primero narra una situación apocalíptica a nivel global, y los otros dos situaciones cotidianas, en algún caso sin ninguna relación con lo fantástico. No sé si el invento acaba de funcionar del todo, el mismo King muestra alguna duda en las notas finales del libro.
La tercera historia es la más larga y la que da nombre a la colección: La sangre manda. Está protagonizada por una protagonista secundaria de varias de sus novelas, Holly Gibney, en su primer papel principal. Parece que King le ha cogido cariño a este personaje. No lo acabo de entender, a mi me resulta un poco cargante, pero valoro su determinación y su evolución a nivel personal a través de las novelas en las que aparece. Situada después de los hechos narrados en El Visitante, se podría considerar su secuela, tanto a nivel temporal como de trama. Creo que ha encontrado un filón con esta temática y estos personajes y no será la última historia que leamos sobre ellos.
La última historia es La rata, protagonizada por un escritor que tiene un bloqueo creativo y que se desplaza durante unas semanas a una cabaña aislada en la montaña para intentar solucionarlo. Es un cuento de hadas un poco retorcido y lisérgico, en el que no acabas de saber realmente que es lo que ha pasado, pero que tiene un toque de humor cínico que me ha convencido.
En definitiva, una lectura recomendable y muy entretenida. Los que se introducen en la obra de King creo que la disfrutaran más que los lectores veteranos, sobre todo porque muchos de los temas que se tratan en las historias ya los ha tocado en otros relatos y novelas, y en algunos momentos tienes sensación de "deja vú". Aunque si sois seguidores de King estoy convencido que está sensación no será la primera vez que la tengáis, y es normal que un escritor tan prolífico muestre algunas reiteraciones en sus propuestas literarias. Continuaré pendiente de lo que este gran contador de historias nos vaya a ofrecer en el futuro.