Conocí la existencia de Los sonámbulos de Chuck Wendig hace un par de años, cuando David Tejera, que ha acabado siendo el traductor de la versión española, la calificó en Goodreads como la mejor novela de género de ese año. Acostumbro a coincidir con sus opiniones, así que la puse rápidamente en la lista de libros a tener en cuenta. No creo que sea la mejor novela de género del año, mi valoración no es tan entusiasta, pero sí que es un producto muy entretenido y que recomiendo sin ninguna duda.
Shana es una joven adolescente de un entorno rural de Estados Unidos. Un día descubre que su hermana menor ha salido de casa caminando como una sonámbula. Pese a todos sus intentos, Shana no consigue despertarla. Pronto descubre que su hermana no es la única afectada por esta extraña situación, y varios caminantes se unen recorriendo carreteras secundarias con un destino que nadie conoce. No necesitan dormir, comer ni beber. Después de varios días el grupo ya es bastante numeroso, y al desfile se unen los medios, las autoridades civiles y sanitarias, y algunos familiares de los afectados que les siguen para cuidarlos e intentar protegerlos. En este grupo de seguidores encontraremos a la mitad de los protagonistas de la novela. La otra mitad son los investigadores del CDC que buscan una causa biológica para este extraño comportamiento.
La historia es una mezcla muy interesante y bien cohesionada de géneros. Encontraremos varias novelas en una sola. La primera mitad me ha recordado a un thriller médico-tecnológico y la segunda tiene más que ver con una historia de supervivencia post-apocalíptica.
La influencia de Stephen King en la historia me parece evidente. Por la temática, pero también por el ritmo, el tratamiento del misterio y el comportamiento de los protagonistas. Pese a ser una novela de 800 páginas Wendig ha conseguido mantener en todo momento un ritmo altísimo y ha diseñado una estructura que provoca que la historia sea adictiva. Quiero destacar que en algunos momentos los giros de argumento me han dejado descolocado. Los lectores habituales ya sabéis que es un aspecto que valoro mucho a estas alturas.
Lo que menos me ha convencido son los personajes, sobre todo los principales. Me han interesado mucho más algunos secundarios, especialmente la evolución de un predicador protestante. Aunque la historia es bastante coral, he echado en falta algunos puntos de vista de la situación global, ya que la trama se ha centrado mucho en el grupo de caminantes.
Si hubiese leído esta historia hace diez años no me hubiese resultado creíble la América profunda que refleja, me hubiese parecido una exageración. Habiendo visto que Trump ha llegado a presidente y lo que pasó en el capitolio hace unos meses, me asusta que pueda ser real.
En definitiva, una historia coral y muy diversa, emocionante, muy bien estructurada, llena de suspense y con muchos giros y sorpresas. Es una historia dura, con algunos momentos en que los personajes lo pasan mal y los lectores poco acostumbrados, seguro que también.
Como no podía ser de otra manera, ya están trabajando en la adaptación televisiva. Aunque la historia termina de forma satisfactoria y creo que se puede leer como un libro independiente, Wendig ya está escribiendo la segunda parte, Wayfarers. Seguramente aparecerá por aquí.
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