A la deriva en el mar de las lluvias es el segundo proyecto de Nova Fantástica, capitaneado por Mariano Villarreal. Si el primero, Mariposas del oeste, estaba formado por relatos de autores españoles, este segundo proyecto, mucho más ambicioso, está formado por relatos de autores internacionales con mucho bagaje y premios a sus espaldas. La alineación es espectacular, y como ya había leído varios de los relatos presentes en la antología, antes de empezar ya sabía que, como mínimo, sería de notable alto. Aún así lo he adquirido porque tengo mucha curiosidad por las traducciones de algunos relatos y, más importante, tengo ganas de apoyar esta iniciativa. Es tanta la cantidad y calidad de los relatos que se está publicando actualmente que se agradece una recopilación de los de mejor calidad, y me fío del criterio de Mariano Villarreal y de sus colaboradores.
Los relatos no tienen un tema en común, al menos que esté explicitado, pero la verdad es que la mayoría presentan un estilo de ciencia ficción diferente a lo que estoy acostumbrado, pausado, basado más en la cotidianidad, en los sentimientos humanos (de pérdida, amor, añoranza, esperanza...) y las relaciones entre las personas que en el sense of wonder. No sé si la elección de estos relatos con esta temática ha sido premeditada, pero, francamente, lo considero un acierto.
Puede que me haga viejo, porque antes esto no me pasaba, pero hay un par de relatos que me han conmovido y emocionado. El primero es Regreso a casa de Mike Resnick. El relato narra la visita del hijo de una pareja ya mayor después de mucho tiempo para descubrir que su madre padece Alzheimer. El hecho que el hijo sea un xenobiólogo que modificó su anatomía para poder vivir en un planeta alienígena y así estudiar sus ecosistemas es accesorio, lo importante en la historia es la relación entre el padre y el hijo y entre la pareja. Este último aspecto se toca también en La señora astronauta de Marte, de Mary Robinette Kowal. Una veterana astronauta afincada en la colonia humana de Marte espera su última oportunidad de viajar al espacio mientras lidia con la enfermedad terminal de su marido, un ingeniero que había participado en la carrera espacial. Un cuento duro y tierno a la vez.
En cambio el relato Si fueras un dinosaurio, amor mío, de Rachel Swirsky , breve, poético y impactante al final, más que emocionarme me ha puesto de muy mala leche por la situación que plantea, por injusta. La Amarillys, de Carrie Vaughn, también plantea una situación injusta en un escenario intrigante post-apocalíptico, pero no me ha acabado de atrapar la historia, creo que le falta un poco de desarrollo. De los ocho relatos estos dos son los que no me han convencido del todo.
Ken Liu siempre queda bien en todas las recopilaciones, y su Algoritmos para el amor es un relato excelente sobre una diseñadora de muñecas mecánicas cuyas creaciones cada vez son más difíciles de diferenciar de los seres humanos, y eso le lleva a plantearse muchas cosas de su vida y sus relaciones. Pelos como escarpias.
Frigonovia es uno de los que ya había leído, incluso he comentado en el blog la novela que Will McIntosh escribió basada en este relato, y que alguna editorial ya tarda en traducir, Love minus eighty. Creo que es un relato difícil de traducir, sobre todo el título. No soy capaz de aportar ninguna alternativa mejor, pero no puedo evitar pensar en el cartel de helados de una conocida marca cuando veo el título del relato, al lado del frigodedo y el frigopié. La historia nos sitúa en un futuro en el que la tecnología para resucitar a una persona que ha muerto es factible, pero muy cara. Lo que sí es asequible económicamente es
mantener el cuerpo congelado, incluso hay seguros para eso. Jóvenes atractivas que han muerto reciben visitas de hombres con dinero que las despiertan durante unos minutos para entablar conversación y, si les convencen, casarse con ellas para después regenerarlas y despertarlas. El escenario es muy interesante (en la novela incluso mejora), y la situación narrada es muy dura. Un relato fantástico. de un autor que tiene por costumbre alargar sus relatos de éxito en novelas.
También comenté en su momento el relato que más me ha gustado, incluso más que la primera vez que lo leí, el de Ted Chiang, La verdad de los hechos, la verdad del corazón. Parte de la base que gran parte de los humanos tiene gadgets instalados en su cuerpo que permiten grabar los acontecimientos vividos y almacenar las grabaciones de estos acontecimientos. Buscar en estas grabaciones es lento y engorroso hasta que aparece un software de búsqueda que permite encontrar las escenas deseadas instantáneamente. El cuento analiza como nuestra memoria modifica las situaciones vividas para hacerlas mas llevadoras y cómo el personaje enfrenta sus recuerdos a las situaciones reales. Hace algunos planteamientos muy interesantes de cómo cambiarían las relaciones sociales y familiares con el uso de este software. La idea me ha recordado al tercer capítulo de la primera temporada de la serie inglesa Black Mirror. Simultáneamente a este análisis de la memoria individual realiza un análisis de la memoria oral colectiva intercalando a la narración del protagonista la historia de un aborigen que aprende a leer y escribir gracias a un misionero. Este hecho cambia la percepción del registro y transmisión de la historia de su pueblo y le genera ciertas dudas. Un relato soberbio.
Y para terminar, el relato que sale más del esquema de la antología pero que es el que le da nombre, A la deriva en el mar de las lluvias, de Ian Sales. Los protagonistas del relato son los miembros de una base lunar, únicos supervivientes de la humanidad y que son testigos de las consecuencias nefastas que ha tenido para nuestro planeta una tercera guerra mundial. Una interesantísima mezcla de ucronía y ciencia ficción hard (que liosos son los acrónimos que utiliza) con toques de misterio. Os recomiendo también los otros tres relatos que escribió y que forman el conjunto de The Apollo Quartet.
En definitiva, creo que esta antología es de lectura obligatoria para cualquier aficionado al género y no puedo hacer nada más que recomendarla. Mejora con mucho margen a los anteriores proyectos del editor. No esperéis ciencia ficción de acción, naves espaciales, ni grandes aventuras en el espacio. Ni falta que hace. Los relatos reunidos en esta antología son una muestra de que en los últimos años la narrativa breve está alcanzando cotas de excelencia. Espero que Mariano Villarreal y sus colaboradores continúen ofreciéndonos trabajos como este muy a menudo. Va a ser difícil repetir tan buena alineación de autores y relatos, pero oye, espero que lo intenten. Cuentan con un comprador seguro.
Otras opiniones: El rincón de Koreander.
Puede que me haga viejo, porque antes esto no me pasaba, pero hay un par de relatos que me han conmovido y emocionado. El primero es Regreso a casa de Mike Resnick. El relato narra la visita del hijo de una pareja ya mayor después de mucho tiempo para descubrir que su madre padece Alzheimer. El hecho que el hijo sea un xenobiólogo que modificó su anatomía para poder vivir en un planeta alienígena y así estudiar sus ecosistemas es accesorio, lo importante en la historia es la relación entre el padre y el hijo y entre la pareja. Este último aspecto se toca también en La señora astronauta de Marte, de Mary Robinette Kowal. Una veterana astronauta afincada en la colonia humana de Marte espera su última oportunidad de viajar al espacio mientras lidia con la enfermedad terminal de su marido, un ingeniero que había participado en la carrera espacial. Un cuento duro y tierno a la vez.
En cambio el relato Si fueras un dinosaurio, amor mío, de Rachel Swirsky , breve, poético y impactante al final, más que emocionarme me ha puesto de muy mala leche por la situación que plantea, por injusta. La Amarillys, de Carrie Vaughn, también plantea una situación injusta en un escenario intrigante post-apocalíptico, pero no me ha acabado de atrapar la historia, creo que le falta un poco de desarrollo. De los ocho relatos estos dos son los que no me han convencido del todo.
Ken Liu siempre queda bien en todas las recopilaciones, y su Algoritmos para el amor es un relato excelente sobre una diseñadora de muñecas mecánicas cuyas creaciones cada vez son más difíciles de diferenciar de los seres humanos, y eso le lleva a plantearse muchas cosas de su vida y sus relaciones. Pelos como escarpias.
mantener el cuerpo congelado, incluso hay seguros para eso. Jóvenes atractivas que han muerto reciben visitas de hombres con dinero que las despiertan durante unos minutos para entablar conversación y, si les convencen, casarse con ellas para después regenerarlas y despertarlas. El escenario es muy interesante (en la novela incluso mejora), y la situación narrada es muy dura. Un relato fantástico. de un autor que tiene por costumbre alargar sus relatos de éxito en novelas.
También comenté en su momento el relato que más me ha gustado, incluso más que la primera vez que lo leí, el de Ted Chiang, La verdad de los hechos, la verdad del corazón. Parte de la base que gran parte de los humanos tiene gadgets instalados en su cuerpo que permiten grabar los acontecimientos vividos y almacenar las grabaciones de estos acontecimientos. Buscar en estas grabaciones es lento y engorroso hasta que aparece un software de búsqueda que permite encontrar las escenas deseadas instantáneamente. El cuento analiza como nuestra memoria modifica las situaciones vividas para hacerlas mas llevadoras y cómo el personaje enfrenta sus recuerdos a las situaciones reales. Hace algunos planteamientos muy interesantes de cómo cambiarían las relaciones sociales y familiares con el uso de este software. La idea me ha recordado al tercer capítulo de la primera temporada de la serie inglesa Black Mirror. Simultáneamente a este análisis de la memoria individual realiza un análisis de la memoria oral colectiva intercalando a la narración del protagonista la historia de un aborigen que aprende a leer y escribir gracias a un misionero. Este hecho cambia la percepción del registro y transmisión de la historia de su pueblo y le genera ciertas dudas. Un relato soberbio.
Y para terminar, el relato que sale más del esquema de la antología pero que es el que le da nombre, A la deriva en el mar de las lluvias, de Ian Sales. Los protagonistas del relato son los miembros de una base lunar, únicos supervivientes de la humanidad y que son testigos de las consecuencias nefastas que ha tenido para nuestro planeta una tercera guerra mundial. Una interesantísima mezcla de ucronía y ciencia ficción hard (que liosos son los acrónimos que utiliza) con toques de misterio. Os recomiendo también los otros tres relatos que escribió y que forman el conjunto de The Apollo Quartet.
En definitiva, creo que esta antología es de lectura obligatoria para cualquier aficionado al género y no puedo hacer nada más que recomendarla. Mejora con mucho margen a los anteriores proyectos del editor. No esperéis ciencia ficción de acción, naves espaciales, ni grandes aventuras en el espacio. Ni falta que hace. Los relatos reunidos en esta antología son una muestra de que en los últimos años la narrativa breve está alcanzando cotas de excelencia. Espero que Mariano Villarreal y sus colaboradores continúen ofreciéndonos trabajos como este muy a menudo. Va a ser difícil repetir tan buena alineación de autores y relatos, pero oye, espero que lo intenten. Cuentan con un comprador seguro.
Otras opiniones: El rincón de Koreander.
¿Mejor entonces que los Terra Nova y Mariposas?
ResponEliminaLos dos primeros de Terra Nova no los he leído. Es mejor que el tercero, que ya es muy bueno, y mucho mejor que Mariposas en mi opinión.
EliminaBuenas,
ResponEliminaPues lo tengo en casa y tengo muchas ganas de leerlo, más aún después de haber visto tu reseña. Pero vengo de dos lecturas de libros de relatos de ambiente sci-fi y creo que me daré un respiro (pero no muy largo jejejeje).
Un abrazo!
No tardes, que se enfría. ;). Gracias por pasarte por aquí.
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