En octubre de 2015 se realizó en Valencia el Salón internacional Cificom, y una de las actividades, liderada por Sergio Mars y Vicente Hernándiz, fue la realización del primer certamen de relatos de ciencia ficción. La antología que presento hoy, El Abismo mecánico, recopila a los diez relatos más destacados que participaron en este certamen.
El tema central de todos los relatos que participaron es la inteligencia artificial. Cuando se recopilan tantos relatos sobre un mismo tema se corre el riesgo de que haya un cierto aire de repetición y de dejá vu a medida que vas avanzando en la lectura, pero en este caso los relatos son muy diversos, y esto es un punto a favor de la antología. La calidad de los relatos es media-alta, pocos destacan sobre el resto y, aunque creo que ninguno llegará a formar parte de la historia de los relatos de ciencia ficción escritos en castellano, la lectura es muy entretenida. Me gusta conocer nuevos autores y gracias a esta lectura he puesto a algunos más en la lista a seguir.
Algunas de las ideas y planteamientos de los relatos son muy originales, aunque toquen aspectos recurrentes en el género. El principal problema que creo que tienen la mayoría para no llegar a ser excelentes es su longitud. Los organizadores optaron por un margen entre 500o y 8000 palabras, y creo que la mayoría de los autores hubiesen necesitado un poco más de longitud para acabar de llevar sus historias a buen término. Detecto en muchos relatos cierta precipitación, sobre todo en los finales.
Paso a comentar brevemente las historias que más me han convencido.
Instancias cautivas, de Pedro Moscatel, me ha recordado en algunos momentos el planteamiento de The Lyfecycle of software objects de Ted Chiang, ya que el tema principal es el de la educación de las inteligencias artificiales, pero rápidamente el relato toma otros derroteros relacionados con el tema militar y termina con un final triste y descorazonador.
Una temática parecida pero con un estilo y una ubicación muy diferentes es la que presenta Inhumanos de Shayla Mélmed. Es un relato críptico y difícil, el más diferente de todos los presentes en la recopilación. Esta situado en un futuro distópico del que no se dan muchos detalles y que me ha gustado más por lo que he intuido que por lo que me han explicado. El relato gana con una segunda lectura y es seguramente el exponente más claro de lo que he comentado anteriormente sobre la precipitación al final de las historias.
Esto también le pasa a En la noria, de Maria Tordera. Un antiguo soldado al que le han amputado la pierna y acaba de divorciarse de su mujer conoce en Viena a un robot que, a cambio de unas cervezas, le proporciona amistad y comprensión. A partir de ese momento giros y contragiros en una trama llena de sorpresas para acabar llegando a un final inesperado.
Los dos siguientes relatos presentan una estructura y una temática más clásica y son de los que me han gustado más. Ya no soy Sam, de Leonardo Ropero está narrado en primera persona por la IA de una nave espacial que coge cierto afecto a una de sus tripulantes más inexpertas mientras deben enfrentarse a una amenaza desconocida.
En El corazón en la máquina, Salvador Bayarri presenta un futuro en el que los seres humanos han creado seres artificiales para desarrollar trabajos en entornos difíciles. Estos seres acaban siendo culpados de los problemas en la tierra y son perseguidos y exterminados por todo el sistema solar. El relato narra la historia de algunos de los supervivientes a este exterminio.
Paso a comentar brevemente las historias que más me han convencido.
Instancias cautivas, de Pedro Moscatel, me ha recordado en algunos momentos el planteamiento de The Lyfecycle of software objects de Ted Chiang, ya que el tema principal es el de la educación de las inteligencias artificiales, pero rápidamente el relato toma otros derroteros relacionados con el tema militar y termina con un final triste y descorazonador.
Una temática parecida pero con un estilo y una ubicación muy diferentes es la que presenta Inhumanos de Shayla Mélmed. Es un relato críptico y difícil, el más diferente de todos los presentes en la recopilación. Esta situado en un futuro distópico del que no se dan muchos detalles y que me ha gustado más por lo que he intuido que por lo que me han explicado. El relato gana con una segunda lectura y es seguramente el exponente más claro de lo que he comentado anteriormente sobre la precipitación al final de las historias.
Esto también le pasa a En la noria, de Maria Tordera. Un antiguo soldado al que le han amputado la pierna y acaba de divorciarse de su mujer conoce en Viena a un robot que, a cambio de unas cervezas, le proporciona amistad y comprensión. A partir de ese momento giros y contragiros en una trama llena de sorpresas para acabar llegando a un final inesperado.
Los dos siguientes relatos presentan una estructura y una temática más clásica y son de los que me han gustado más. Ya no soy Sam, de Leonardo Ropero está narrado en primera persona por la IA de una nave espacial que coge cierto afecto a una de sus tripulantes más inexpertas mientras deben enfrentarse a una amenaza desconocida.
En El corazón en la máquina, Salvador Bayarri presenta un futuro en el que los seres humanos han creado seres artificiales para desarrollar trabajos en entornos difíciles. Estos seres acaban siendo culpados de los problemas en la tierra y son perseguidos y exterminados por todo el sistema solar. El relato narra la historia de algunos de los supervivientes a este exterminio.
El ganador del certamen fue el relato El abismo mecánico, escrito por Javier Castañeda, autor novel pero con una trayectoria envidiable que incluye el Alberto Magno y la participación en la antología Mariposas del Oeste. La historia narra la relación enfermiza y claustrofóbica entre una IA y su creador durante la búsqueda del algoritmo de la creación artística. Fiel al estilo de su autor, el relato es muy detallado (demasiado a veces) y con giros argumentales sorprendentes.
En resumen: una antología muy variada, original y interesante, hecho que es difícil cuando todos los relatos versan sobre el mismo tema. Incluye algunos relatos de buena calidad y me ha sido muy útil para descubrir nuevos autores. Destaco también la ilustración de la portada, muy atrayente. Quiero aplaudir la iniciativa y animar a que se repita; tengo mucha curiosidad para descubrir qué tema escogerán los recopiladores si hay una segunda edición del premio.
Y, para finalizar, me tomo la libertad de aconsejar a la editorial que publique una ficha en Goodreads y que edite también la antología en formato digital. Estoy convencido que una iniciativa de este estilo, tratándose de autores en general desconocidos, el mercado digital (siempre que el precio sea asequible) sería mucho más amplio que el de la edición impresa.
Otras opiniones del libro: Sagacomic
Y, para finalizar, me tomo la libertad de aconsejar a la editorial que publique una ficha en Goodreads y que edite también la antología en formato digital. Estoy convencido que una iniciativa de este estilo, tratándose de autores en general desconocidos, el mercado digital (siempre que el precio sea asequible) sería mucho más amplio que el de la edición impresa.
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