Una de las antologías que más me gustó el año pasado fue Meeting infinity, la cuarta parte del Infinity project liderado por Jonathan Strahan. En este proyecto, que consta ya de 5 antologías, cada libro está formado por relatos con un eje común para analizar el posible futuro y evolución de la humanidad. En el caso del libro que os presento hoy, Bridging infinity, el motivo principal son las grandes obras de ingeniería.
Como todas las antologías escritas por diversos autores es muy irregular y diversa, pero en este caso mucho más ya que los autores han escogido visiones muy diferentes del proyecto, sobre todo en lo que se refiere a la ubicación temporal, de forma que hay relatos situados en las próximas décadas, pero también en los próximos milenios. Esto genera una pérdida de homogeneidad que, según mi punto de vista, es lo que le da más sentido a este proyecto.
La alineación de autores es espectacular, con autores muy conocidos y valorados, pero al final, de los 15 relatos, hay pocos que los considere memorables. La lectura comienza muy bien, ya que los tres primeros relatos son muy buenos, y tienen en común, aparte de que son muy didácticos, la exploración y modificación de nuestro Sistema Solar, aunque con estilos muy diferentes.
Alastair Reynolds elige la investigación y exploración de la estructura del Sol como objetivo de su relato Sixteen Questions for Kamala Chatterjee, aunque contiene algunas sorpresas. Pat Cadigan en Sixteen degrees of separation freedom se centra en la construcción de nuevos hábitats en los satélites de Júpiter y las modificaciones corporales y emocionales que deberán sufrir los primeros colonos. Y en el tercer relato, The Venus Generations, Stephen Baxter utiliza como protagonistas a una longeva família en el complicado proceso de revertir el efecto hivernadero de Venus para poder terraformarlo.
A partir de este momento el libro pierde fuelle y aparecen algunos relatos de temática diversa y que no me han convencido del todo. De este grupo destacaría por divertido a Ozymandias, de Karin Lowachee, que explica la historia de la construcción robotizada de una enorme nave espacial, desde el punto de vista del único supervisor humano del proyecto. En cambio, The city's edge, de Kristine Kathryn Rusch destaca por el ambiente de misterio, y por la tristeza y desesperación de su protagonista principal. Dos autoras que desconocía y de las que me ha gustado su estilo.
Hay un par de relatos de los que valoro el proyecto de ingeniería del que tratan, y que son los que me han generado más Sense of Wonder. Robert Reed muestra su maestría con Parables of Infinity, una interesantísima historia sobre una IA milenaria que trabaja como obrera de construcción en una inmensa nave generacional. Aunque el que gana el premio es Allen M Steele con Apache Charley and the Pentagons of Hex, que trata sobre una esfera de Dyson formada por miles de hábitats ocupados por diferentes especies alienígenas. Hay trenes que viajan entre estos diferentes hábitats, y la historia la protagonizan un grupo de vagabundos humanos que sobreviven como pueden entre ellos. Un espectacular escenario que he descubierto que ya ha utilizado en otras de sus obras y que voy a investigar.Varios de los relatos tratan sobre los efectos del cambio climático. De este grupo me ha gustado especialmente Cold Comfort, de Pat Murphy y Paul Doherty. La protagonista es una científica que está desarrollando un sistema para recoger metano del permafrost que se está descongelando y la historia narra como va evolucionando su proyecto. Desde el punto de vista científico me ha parecido plausible, lo que es descorazonador, porque el tono del relato no es precisamente optimista.
Y para rematar la antología (y aquí se nota la experiencia del editor, que nos quiere dejar con buen sabor de boca) el relato de Ken Liu, Seven Birthdays. Excelente, como acostumbra a pasar. La historia narra siete momentos de la longeva vida de la protagonista, pero prefiero no comentar mucho más para no arruinar la lectura. Sólo por este relato vale la pena el libro.
En resumen: me gustó más la anterior antología, pero la calidad de muchos de los relatos es muy alta. El problema radica en que hay mucha diferencia entre unos y otros; unos me han gustado mucho, y otros muy poco, por lo que la valoración general no es tan alta. Aún así estaré pendiente de este proyecto, tanto de las ediciones futuras, que espero que las haya, como de las tres que todavía no he leído.
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