Faller es el cuarto libro que he leído Will McIntosh, y aunque la temática de las cuatro novelas es muy diferente, me atrevo a afirmar que todas sus historias pecan del mismo defecto.
Es un autor que consigue plantear escenarios muy interesantes, con ideas geniales en algunos momentos, prometedoras, pero que acaba equivocándose cuando las quiere conjuntar, y siempre hay algún momento inverosímil (incluso yendo con muy buena predisposición, que es lo que acostumbro a hacer cuando leo algo de género).
De las cuatro, creo que esta es la peor y en la que estos defectos están más exagerados.
Comienza muy bien, y los primeros capítulos son muy adictivos. El personaje principal despierta en una calle de una ciudad, sin recordar nada: ni su nombre, ni su historia, ni qué está haciendo allí. Todas las personas que están a su alrededor tienen el mismo problema, y descubren que están en una especie de isla rocosa flotando en el cielo. Pronto se genera una situación post-apocalíptica con luchas intensas para poseer los pocos alimentos que quedan en la ciudad y momentos angustiosos.
Pero entonces el personaje, por motivos en los que no entraré, acaba cayendo de su "mundo" con un paracaídas, y cae durante días hasta llegar a un mundo diferente, con diferentes agrupaciones sociales y diferentes normas. Y así, muchas veces, y va recogiendo a otros personajes que van saltando de un mundo a otro en caída libre y en paracaídas. Durante días...
Es cierto que la variedad en los mundos a los que va llegando el protagonista, y el hecho que van encontrando diferentes copias de los personajes principales y las relaciones que se establecen entre ellos está bien lograda, y algunos capítulos son espectaculares. Pero es que caen...en caída libre...durante días...sin ninguna preparación y con paracaídas hechos a mano...
La historia del personaje principal, Faller, se va alternando con una historia situada en un futuro cercano al nuestro, en una situación de guerra mundial, en el que los protagonistas son brillantes científicos, y en la que se acabarán explicando los motivos de la fragmentación de nuestro mundo en islas, la existencia de copias de diferentes personas y el hecho de que nadie recuerde nada. Los capítulos de las dos tramas se van intercalando, gestionando bien la tensión que se crea en las dos historias, pero el final acaba siendo un poco previsible.
En resumen, hay momentos muy malos y hay momentos muy buenos, por tanto me decanto por una valoración intermedia, un aprobado justito.
Va a costar que le de una nueva oportunidad a una novela de McIntosh, pero no descarto sus relatos, ya que sus buenas ideas estoy seguro que lucen muchísimo más en formato breve.
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