Jack Vance es uno de los muchos escritores clásicos de ciencia ficción y fantasía que todavía no había aparecido en el blog. No soy un gran conocedor de su obra, solo había leído Los príncipes demonio y, aunque lo recuerdo con cierto cariño, más que por la historia en sí por el momento personal en el que lo leí, no ha sido motivo suficiente para que me interesara en sus otras (muchas) sagas.

Uno de los puntos fuertes de la novela es la diversidad de culturas, tradiciones y rituales que tienen los habitantes del planeta, tanto los humanos como los alienígenas, y la relación entre ambos. Otro aspecto a destacar es la variedad de paisajes en los que Adam Reith vivirá sus aventuras. El protagonista y sus acompañantes viajan por desiertos, praderas, galerías subterráneas, bosques tupidos, navegan a través de ríos caudalosos y mares embravecidos, cabalgan criaturas extrañas y surcan los aires en rápidas naves espaciales o en lentas plataformas voladoras. La historia es una mezcla de western, space-opera, historia de aventuras y novela de exploración con un toque un poco pulp. En algunos momentos la historia es algo inocente, y el personaje tiene matices mesiánicos en los que intenta despertar a los pobres oprimidos humanos. En otras ocasiones, en cambio, se comporta de forma inmisericorde y cruel con sus enemigos. Es un poco desconcertante.
Es una historia amena, de lectura ligera, con momentos muy bien logrados de especulación y de tensión, pero también con partes que se hacen largas, sobre todo las relacionadas con los viajes a través del planeta. En conjunto me ha entretenido lo suficiente para continuar con la historia después de tres libros, y eso es un mérito innegable.

Le voy a hacer un par de críticas importantes que hacen bajar bastante la valoración global de la obra y que me generan dudas para recomendárosla sin matices. Primero, el papel de las mujeres. Las pocas que aparecen, ya que tienen poca relevancia en la trama, sirven para que el protagonista tenga una relación romántica y alguien a quien salvar de un apuro, y poco más. Las pinta como seres volubles e irracionales. Es el aspecto en el que esta novela ha envejecido peor, es hija de su época. En segundo lugar, la resolución de la trama. Tantas aventuras y tantos kilómetros recorridos para acabar la historia de una forma tan precipitada y anticlimática. Da la sensación que Vance se quería sacar esta historia de encima, o que tenía un límite de páginas y se pasó en la primera parte de la cuarta novela. Es una lástima porque la historia iba de menos a más, de forma que el tercer libro es mi preferido. Ha sido un poco decepcionante este final.
En fin, supongo que en su momento debió tener bastante éxito, ya que he visto que hay una adaptación al cómic en francés, no publicada en castellano, e incluso un juego de rol situado en el planeta Tschai. Por mi parte sigo con ganas de descubrir algo más de este prolífico autor, y siguiendo las directrices de George R.R. Martin, creo que le voy a dar una oportunidad a la saga de La Tierra Moribunda. Ya os contaré.

A mí lo que me pasa con Vance (del que tampoco he leído tanto) es que me encanta la ambientación, pero luego se me hace pesada la historia.
ResponEliminaMalapata.